
50 Revista Universidad de Guayaquil
NUESTRO INVITADO
Introducción
Hemos dicho que el hombre es cuerpo, mente,
alma y sociedad. En este artículo nos ocupare-
mos de la mente humana, pero con una fuerte
connotación siológica y humanística vinculada
con el cerebro humano (de eso trata y se ocupa
la neurociencia).
La neurociencia, es la disciplina cientíca que
une la neurología, psicología y biología en el
estudio de cómo aprende y recuerda el cere-
bro. Esta disciplina ciertamente está fascinan-
do desde hace un poco más de cincuenta años
a psicólogos, médicos, psiquiatras, neurólogos,
mercadólogos, economistas, managers, comuni-
cadores, educadores, políticos y hasta artistas
que han perseguido a través de estos nuevos
avances tecnológicos que han permitido develar
nuevos conocimientos y revolucionar la práctica
de sus respectivos campos con los resultados de
la investigación neurocientíca. Según Néstor
Braidot1 (2005) la neurociencia abarca la tota-
lidad de las disciplinas que se han evocado al
estudio de la mente, el cerebro humano y el sis-
tema nervioso. Por su lado, el equipo conforma-
do por Oscar Maltano Cayuela, Ramiro Artea-
ga, Sofía E. Romano y Elsa B. Scinica2 (2005), se
apuran a denir a la disciplina del marketing con
aplicaciones neurocientícas como neuromarke-
ting y arman que tiene según ellos el objeto de
mejorar el nivel de relacionamiento y comunica-
ción entre los valores de satisfacción de la hu-
manidad. Ahora bien, seguramente guiados por
el entusiasmo que despiertan los últimos descu-
brimientos sobre el cerebro y el funcionamien-
to de la mente humana, algunos mercadólogos,
comunicadores, políticos y profesionales de la
educación han llegado, a veces, a conclusiones
prematuras. Como, por ejemplo, pensar que se
pueden diseñar productos, servicios y desarrollar
contenidos comunicacionales basados en la pro-
liferación de información y sistemas de medición
que nos ofrece la tecnología desarrollada para
dar soporte a la neurociencia. Incluso muchos de
estos autores se han apurado en llamar a la neu-
rociencia aplicada al marketing como “neuro-
marketing”, expresión que desde nuestro punto
de vista no es muy feliz. Por ejemplo, Braidot3
(2005) apunta en su libro Neuromarketing, neu-
roeconomía y negocios que el neuromarketing
surge de la convergencia de las neurociencias y
el marketing que busca mejorar la ecacia de las
relaciones de la organización con su cartera de
clientes a través de incorporar los conocimientos
que surgen con la mayor comprensión de los pro-
cesos que se realizan a nivel cerebral, es decir,
en la mente humana.
En realidad nosotros pensamos que con el apuro
por ser los primeros en utilizar la expresión “neu-
romarketing”, estos autores no atendieron a la
cuestión básica y hasta esencial del problema,
que a nuestro parecer no es otro que el de de-
nir un nuevo paradigma del marketing. Ya que
la neurociencia desde nuestro punto de vista es
otra de las disciplinas o ciencias bases del mar-
keting y no un paradigma nuevo del marketing.
De hecho si estuviéramos equivocados debería
existir un “psicomarketing”, un “antropomarke-
ting”, un “sociomarketig”, y así con cada una
de las disciplinas y ciencias bases del marketing.
Ahora, si bien ya se dispone de algunas perspecti-
vas y resultados de investigaciones muy valiosas,
pasarán años antes de que los descubrimientos
de la neurociencia se puedan aplicar con toda
la seguridad del caso y sabiendo realmente qué
es lo que se está descubriendo en el campo mer-
cadológico. Por lo cual, sería un error prometer
o esperar muy pronto aplicaciones asombrosas,
pero sí muy prometedoras y hasta esclarece-
doras. Sin embargo, la colaboración interdisci-
plinaria que se está dando en todos los campos
ligados a la neurociencia al que acuden tanto
“neurosiólogos”, médicos, neurólogos, físicos,
psicólogos, “neuropsicólogos”, psiquiatras, edu-
cadores, comunicadores, sociólogos, antropólo-
gos, mercadólogos, ingenieros de sistemas, es-
pecialistas en investigación de mercados, entre
otros profesionales. Todos estos cientícos, es-
pecialistas e investigadores pueden contribuir a
acelerar notablemente el proceso de investiga-
ción y aprendizaje, de esta relativamente nue-
va disciplina. Y si a eso le sumamos una enorme
cantidad de dinero inyectada desde distintos ti-
pos de organizaciones privadas y públicas, des-
tinado a este tipo de investigaciones, principal-
mente entre los países del “primer mundo” que
buscan desesperadamente enmendar los errores
y falencias del marketing tradicional, segura-
mente los resultados seguirán sorprendiéndonos
y serán mucho más inmediatos.
Anticipadamente, podríamos adelantar que la
neurociencia aplicada al marketing pareciera
que nos permitiría medir con absoluta certeza
los efectos de las estrategias de marketing so-
bre el posible cliente a través de mediciones en
tiempo real (fracciones de segundo) de la acti-