INTRODUCCIÓN
La dependencia emocional (DE) y las habilidades sociales han ganado relevancia en la investigación contemporánea debido a su impacto significativo en la salud mental, así como en las relaciones interpersonales. La DE caracterizada por un deseo intenso de afecto y validación, se manifiesta a través de múltiples consecuencias en el bienestar físico y psicológico de las personas. Las investigaciones globales han comenzado a relacionar la DE con la violencia en las relaciones de pareja, destacando que las personas tienden a experimentar una disminución en el desarrollo de sus habilidades sociales con dificultades en la regulación emocional (Sabina, 2021).
La DE es más prevalente entre mujeres y adolescentes que han sufrido abusos por parte de sus parejas (Chafla & Lara, 2021). La Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2015; como se cita en Sabina, 2021) reporta que cerca del 33% de las mujeres a nivel mundial ha experimentado violencia física o sexual. En este contexto, Aiquipa (2015), encontró una correlación significativa entre la violencia de pareja y la dependencia emocional, revelando que el 96% de las mujeres que sufrieron violencia mostraron altos niveles de dependencia emocional, en comparación con aquellas que no sufrieron violencia.
Las características de la DE, observadas en relaciones sentimentales desde la adolescencia, incluyen una necesidad constante de la presencia de la pareja, dificultades para terminar relaciones tormentosas y problemas para establecer límites (Ramírez, 2019). Estas características se reflejan en los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC, 2019), que indican que en Ecuador el 64,9% de las mujeres experimenta violencia por parte de sus parejas, siendo el 40,8% de carácter psicológico y el 25,0% de carácter físico. El origen principal de esta violencia radica en la disparidad de poder entre hombres y mujeres. Así pues, la conexión entre la DE y la violencia de género se observa en numerosos estudios, sugiriendo que, aunque la DE no siempre conduce a la violencia, muchas mujeres ecuatorianas que han sufrido violencia también muestran signos de dependencia emocional (Sandoval, 2021).
Por otro lado, el desarrollo de habilidades sociales en los adolescentes es fundamental para la adaptación al entorno y la formación de relaciones saludables. Los adolescentes que desarrollan de manera apropiada estas habilidades están mejor equipados para comunicarse de manera efectiva, resolver conflictos de manera constructiva, así como establecer vínculos positivos con compañeros, amigos, familiares y figuras de autoridad (Andrade, Mendoza, Zapata, & Sierra, 2020). Sacaca y Pilco (2022) encontraron que un 35,9% de los adolescentes en Caya, Perú, presentaba habilidades sociales bajas. Por su parte, Romero (2023) reportó que las mujeres víctimas de violencia en Caraz, Perú, tenían niveles más bajos de habilidades sociales (43,6%) en comparación con las no víctimas (34,7%).
Dependencia emocional
La dependencia emocional se caracteriza por un deseo intenso y desproporcionado de afecto, lo que conduce a la adopción de patrones de comportamiento poco saludables, a menudo asociados con la violencia en las relaciones de pareja (Yupanqui, 2022). Este estado de dependencia extrema no solo genera una necesidad constante de validación y atención por parte de la pareja, sino que también puede propiciar conductas posesivas, temor al abandono, dificultades para establecer límites saludables y una fuerte vinculación emocional a la relación, incluso cuando esta resulta perjudicial.
Las consecuencias de la DE pueden ser graves. Según Díaz y Morales (2021), la dependencia emocional puede llevar a una vida centrada de forma exclusiva en la pareja, lo que aumenta el riesgo de sufrir violencia física y mental. A nivel psicológico, se observa un deterioro de la autoestima, el surgimiento del miedo a la soledad y el aislamiento social. En términos de salud mental, la DE está asociada con trastornos como la ansiedad, la depresión, el estrés y la pérdida de autonomía e identidad personal. Además, puede dificultar la toma de decisiones y generar un ciclo repetitivo de rupturas y reconciliaciones continuas (Díaz & Morales, 2021).
Habilidades sociales
Beck (2011) define las habilidades sociales como la capacidad de interactuar de manera eficaz en diversas situaciones, abarcando competencias como la comunicación verbal y no verbal, la construcción de relaciones, la empatía, la resolución de conflictos y la expresión emocional adecuada. Estas habilidades permiten a los individuos expresar sus sentimientos, opiniones y deseos de manera apropiada, facilitando la adaptación social y el bienestar emocional.
El desarrollo de las habilidades sociales comienza en las primeras etapas de la vida y se ve influenciado por factores como el entorno familiar, la educación, las relaciones con los pares, la cultura y la educación emocional (Córdova et al., 2022). Estos factores interactúan a lo largo del tiempo, moldeando la capacidad social del individuo, mientras que la comunicación asertiva, fundamentada en valores como el respeto y la honestidad, es esencial para el establecimiento de relaciones interpersonales saludables.
Adolescencia y relaciones sentimentales
Durante la adolescencia, las primeras relaciones sentimentales suelen desarrollarse a partir de amistades preexistentes y desempeñan un rol fundamental en el desarrollo emocional, al ofrecer apego, apoyo, cuidado y la satisfacción de necesidades afectivas, así como, sexuales. Sin embargo, estas relaciones no están exentas de riesgos, pues, diversos estudios han señalado que los adolescentes a menudo experimentan un tipo de cortejo torpe denominado "dirty dating," el cual, aunque es visto como una demostración de interés, puede incluir comportamientos bruscos que son aceptados y normalizados en este grupo etario (Gómez & Viejo, 2020).
Este patrón de cortejo, aunque forma parte de las dinámicas adolescentes, plantea un riesgo significativo al fomentar comportamientos violentos en relaciones futuras. Así pues, algunas investigaciones han mostrado que un número considerable de adolescentes se ve envuelto en dinámicas violentas dentro de sus primeras relaciones sentimentales, lo que repercute de forma negativa en su bienestar, configurando un patrón de relación agresiva conocido como "dating violence" (Gómez & Viejo, 2020).
En este contexto, se planteó una hipótesis alternativa que propone la existencia de una correlación entre la dependencia emocional y las habilidades sociales en adolescentes. La relevancia de este estudio radica en entender la relación entre estas variables durante la adolescencia, abordando el vacío teórico que existe sobre este tema en el ámbito local. Esta comprensión es crucial para proporcionar información confiable a familias, psicólogos e instituciones educativas, con el fin de prevenir y reducir problemas asociados con la dependencia emocional y fomentar el desarrollo de habilidades sociales saludables.
El objetivo general del estudio fue determinar la relación entre la dependencia emocional y habilidades sociales en adolescentes de 14 a 16 años de una institución educativa. Por último, los objetivos específicos fueron identificar el nivel de dependencia emocional y el nivel de habilidades sociales en los adolescentes, así como establecer la diferencia de la dependencia emocional según el género de los participantes.
MATERIALES Y MÉTODOS
Esta investigación adoptó un enfoque cuantitativo, pues, este mide fenómenos sociales y establece relaciones entre variables (Bernal, 2010). Se utilizó un diseño no experimental, también conocido como "investigación explicativa o causal", cuyo objetivo es verificar hipótesis, contrastar leyes científicas y analizar las interacciones entre las variables estudiadas. La investigación fue de tipo transversal, debido a que la recopilación de datos se realizó en un tiempo y lugar únicos. De acuerdo con, Hernández y Mendoza (2018), este tipo de estudio tiene como objetivo describir variables, evaluar situaciones y analizar la relación entre variables específicas en un momento dado. Por último, el alcance del estudio fue descriptivo correlacional, que se enfocó en examinar la relación entre la dependencia emocional y habilidades sociales en los adolescentes participantes, para Guillen et al. (2020), este tipo de estudio describe las propiedades y características de los fenómenos a través del análisis de datos, donde se relacionan dos o más variables, así, estas relaciones pueden ser directamente proporcionales (positivas) o inversamente proporcionales (negativas).
El estudio se llevó a cabo en la Unidad Educativa Brethren, en la ciudad de Quito, con una población finita de 215 estudiantes de entre 14 y 16 años. De acuerdo con Bernal (2010), este tipo de población se caracteriza porque se conoce el número total de individuos que la componen. Para determinar el tamaño de la muestra, se aplicó la ecuación estadística para proporciones poblacionales, considerando un margen de error del 5%, un nivel de confianza del 95%. Con estos parámetros, se obtuvo una muestra de 142 participantes. La fórmula utilizada para calcular la muestra fue la siguiente:
n= Tamaño de la muestra
z= Nivel de confianza deseado
p= Proporción de la población con la característica deseada (éxito)
q= Proporción de la población sin la característica deseada (fracaso)
e= Nivel de error dispuesto a cometer
N= Tamaño de la población
Para distribuir la muestra, se empleó el muestreo probabilístico estratificado, que según Hernández et al. (2014), consiste en dividir la población en grupos o estratos y seleccionar una muestra de cada uno. En este caso, se estratificó la población según el género de los participantes. Se aplicó la fórmula pertinente para calcular el tamaño muestral de cada estrato, con el objetivo de reducir la varianza en cada unidad de la media muestral. Pues, como lo señalan Hernández et al. (2014), cuando se tiene un número determinado de elementos muestrales ("n=Σ nh"), la varianza de la media muestral se puede minimizar si el tamaño de la muestra en cada estrato es proporcional a la desviación estándar de ese grupo. Como se muestra a continuación:
Donde la muestra (n) es igual a la suma de los elementos muestrales (nh). Esto indica que es posible reducir el tamaño de (n) y la varianza, si se crean submuestras proporcionales a la desviación estándar de cada estrato, lo que se expresa como: fh=nh/Nh=ksh. Donde (nh) y (Nh) representan el tamaño de la muestra y la población de cada estrato, y (sh) es la desviación estándar dentro de un estrato. En consecuencia, se cumple que: ksh=nh/Nh. Por lo tanto, para determinar el tamaño muestral de cada estrato, se multiplica el tamaño de la subpoblación por esta fracción constante, lo que da como resultado: (Nh)(fh)=nh. De esta manera, se obtuvo el tamaño de muestra adecuado para cada estrato, segmentado por género.
En la misma línea, se tomaron en cuenta los criterios de inclusión, exclusión y eliminación para la selección de la población del estudio.
Criterios de Inclusión
· Adolescentes que firmaron el asentimiento informado, demostrando su voluntad para participar en la investigación.
· Adolescentes cuyos padres o representante legal firmaron el consentimiento informado para la participación en la investigación, permitiendo que los estudiantes formen parte del estudio.
· Adolescentes entre 14 a 16 años que tengan o hayan tenido una relación sentimental, debido a que la presente investigación abarcó la variable de dependencia emocional en pareja.
Criterios de Exclusión
· Adolescentes que no tengan ni hayan tenido una relación sentimental, debido a que no se hubiera podido obtener información relevante para la variable de dependencia emocional.
· Adolescentes de la institución educativa que hubieran presentado discapacidad intelectual o auditiva, debido a que los instrumentos no estaban adaptados para esta población.
Criterios de Eliminación
· Adolescentes que cumplieron con los criterios de inclusión, pero no completaron alguna fase de la investigación, sobre todo la aplicación de alguna de las escalas psicológicas, pues la información incompleta no se podría haber utilizado para el análisis de datos.
Para medir la variable "dependencia emocional", se utilizó la Escala de Dependencia Emocional de Parejas para Adolescentes (EDEA), un instrumento diseñado para jóvenes de 12 a 18 años que evalúa diversas áreas de la dependencia emocional en relaciones de pareja. En el análisis psicométrico del instrumento, se utilizó el coeficiente V de Aiken para evaluar la validez de contenido, eliminando ítems con un coeficiente inferior a 0.80, lo que redujo el número total de ítems de 83 a 78. La prueba binomial arrojó un valor inferior a 0.05, indicando concordancia entre los jueces y respaldando la validez de contenido del instrumento. El análisis factorial confirmatorio mostró que las seis dimensiones del instrumento explicaron el 39.7% de la variabilidad total, validando así el constructo evaluado. La confiabilidad interna del instrumento se confirmó con niveles de Alfa de Cronbach entre 0.759 y 0.960, lo que demuestra índices de confiabilidad aceptables en todas las áreas evaluadas (Vidal, 2019).
La variable "habilidades sociales" se evaluó mediante la Escala de Evaluación de Habilidades Sociales de Goldstein, que abarca diferentes aspectos de las habilidades sociales, tales como las habilidades sociales básicas, habilidades sociales avanzadas, habilidades vinculadas a la comprensión emocional, habilidades alternativas a la agresión, habilidades para el manejo del estrés y habilidades de organización, aplicable a individuos de 12 años en adelante. El análisis psicométrico de la Lista de Chequeo de Habilidades Sociales, reveló correlaciones internas significativas (p< .05, .01 y .001) entre los ítems, sin necesidad de eliminar ninguno, lo que respaldó la validez del instrumento. Además, todas las subescalas mostraron una correlación positiva y altamente significativa (p < .001) con la puntuación total de habilidades sociales, lo que confirma su contribución a la evaluación integral de dichas habilidades. En cuanto a la confiabilidad, el análisis test-retest utilizando el coeficiente de correlación Producto-Momento de Pearson mostró una correlación significativa (r = 0.6137, t = 3.011, p < .01) con un intervalo de cuatro meses entre las pruebas. El Coeficiente Alfa de Cronbach para la consistencia interna fue de 0.9244, lo que indica una alta precisión y estabilidad de la escala. Estos resultados demuestran la confiabilidad y validez del instrumento en la evaluación de habilidades sociales (Tomás, 1995). Por último, se administró una encuesta sociodemográfica para recopilar datos básicos como la edad y el género, información fundamental para cumplir con los objetivos de la investigación. La encuesta fue validada mediante juicio de expertos de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad Central del Ecuador. Para la selección de los expertos, se consideraron profesionales en psicología infantil y clínica con amplia experiencia en el tema, garantizando así la rigurosidad y pertinencia del instrumento utilizado.
Para el análisis de datos, se empleó el software Microsoft Excel 2013, versión 15.0, donde se sistematizó la información recopilada a través de la encuesta sociodemográfica y los reactivos psicológicos aplicados. Se calcularon las medidas de tendencia central, como la media aritmética y la moda, para facilitar los análisis posteriores. Además, se utilizó el software estadístico IBM SPSS, versión 26, con el propósito de determinar las correlaciones entre las variables y evaluar su nivel de correlación de acuerdo con los objetivos de la investigación. Los resultados se presentaron en tablas de frecuencias para los datos de la encuesta y tablas cruzadas para las correlaciones entre variables.
En relación con las variables de dependencia emocional y habilidades sociales, se administraron los test mencionados previamente tras verificar su factibilidad en la población seleccionada. Posteriormente, se realizó una prueba de normalidad de las variables y se determinó el uso de un modelo de regresión lineal con el coeficiente de correlación de Pearson (r). Una vez hecho esto, se llevó a cabo un análisis de correlación entre ambas variables, utilizando el IBM SPSS, versión 26. Así pues, las puntuaciones de una variable fueron contrastadas con las de la otra en el mismo grupo de participantes y la dirección de la correlación (positiva o negativa) se estableció a través del signo, mientras que su magnitud fue determinada por el valor numérico (Hernández & Mendoza, 2018).
Es importante destacar que los instrumentos utilizados en esta investigación no están validados específicamente en Ecuador. Sin embargo, han sido desarrollados en contextos de países latinoamericanos cercanos y se encuentran disponibles en español, lo que facilita su comprensión y aplicación en el contexto ecuatoriano. Finalmente, la investigación tuvo una duración aproximada de 10 meses, desde el planteamiento del problema hasta la finalización de la redacción del artículo, garantizando así, un proceso riguroso y sistemático en cada etapa del estudio.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Resultados
Para comprender mejor la composición de la muestra en términos de edad, se analizó la distribución etaria de los participantes. Así, la Tabla 1 presenta la distribución de edades, revelando que la moda es de 14 años, con 70 adolescentes, lo que representa el 49% de la muestra total. La alta prevalencia de esta edad se debe a que la mayoría de los participantes se encontraban en el décimo año de Educación General Básica (E.G.B.), lo que explica la significativa proporción de adolescentes de 14 años en el estudio.
Tabla 1
Edades de los adolescentes participantes
|
N° de Adolescentes |
|
Frecuencia |
|
|
14 15 16 |
70 57 15 |
|
49%* 40% 11% |
|
Total |
142 |
|
100% |
Nota: Elaboración propia.
La Tabla 2 muestra la distribución por género de los adolescentes. Se observa que la mayoría de los participantes se identifican con el género femenino, con un total de 70 personas, lo que equivale al 49% de la muestra. No obstante, la diferencia con el género masculino fue mínima, con solo dos participantes más del género femenino. Los otros géneros tuvieron muy poca o nula presencia en la muestra.
Tabla 2
Género de los adolescentes participantes
|
Género |
N° de Adolescentes |
Frecuencia |
|
Masculino |
68 |
48% |
|
Femenino |
70 |
49%* |
|
Bigénero |
1 |
1% |
|
Intergénero |
0 |
0% |
|
Género Fluido |
2 |
1% |
|
Agénero |
1 |
1% |
|
Otro |
0 |
0% |
|
Total |
142 |
100% |
Nota: Elaboración propia.
En relación con el objetivo general, la Tabla 3 presenta el análisis de la correlación entre dependencia emocional y habilidades sociales, utilizando el coeficiente de correlación de Pearson, con lo que se reveló un coeficiente de correlación de 0,109 y un valor de significancia bilateral de 0,199. Dado que este valor de significancia es mayor que 0,05, se concluye que no existe una relación estadísticamente significativa entre las variables de dependencia emocional y habilidades sociales en la muestra estudiada.
Tabla 3
Correlación entre dependencia emocional y habilidades sociales
|
|
Total Habilidades Sociales |
|
|
Total Dependencia Emocional |
Correlación de Pearson |
,109 |
|
Sig. (bilateral) |
,199 |
|
|
N |
142 |
|
Nota: Elaboración propia.
La Tabla 4 aborda el primer objetivo específico, que consistía en identificar el nivel de dependencia emocional en los adolescentes. Los datos indican que la mayoría de los estudiantes se sitúan en un nivel promedio de dependencia emocional, representando el 40,1% de la muestra.
Tabla 4
Nivel de dependencia emocional en adolescentes de 14 a 16 años
|
|
Frecuencia |
Porcentaje |
|
|
Nivel |
Muy bajo |
27 |
19,0% |
|
Bajo |
32 |
22,5% |
|
|
Promedio |
57 |
40,1%* |
|
|
Alto |
17 |
12,0% |
|
|
Muy Alto |
9 |
6,3% |
|
|
Total |
142 |
100,0% |
|
Nota: Elaboración propia.
La Tabla 5 aborda el segundo objetivo del estudio, revelando que la mayor frecuencia de los niveles de habilidades sociales entre los adolescentes participantes corresponde a un nivel considerado bueno, con un porcentaje del 55,6%.
Tabla 5
Nivel de habilidades sociales en adolescentes de 14 a 16 años
|
|
Frecuencia |
Porcentaje |
|
|
Nivel |
Excelente Nivel |
12 |
8,5% |
|
Buen Nivel |
79 |
55,6%* |
|
|
Normal Nivel |
51 |
35,9% |
|
|
Total |
142 |
100,0% |
|
Nota: Elaboración propia.
Por último, el tercer objetivo específico se aborda en la Tabla 6, que analiza la diferencia en los niveles de dependencia emocional según el género de los participantes. Los resultados muestran que no hay una disparidad significativa entre los niveles de dependencia emocional y el género. La mayoría de los adolescentes se encuentran en un nivel promedio de dependencia emocional, con un 20% en la muestra masculina y un 18% en la muestra femenina.
Tabla 6
Diferencia de dependencia emocional según el género entre adolescentes de 14 a 16 años
|
|
NIVEL DE DEPENDENCIA EMOCIONAL |
|
||||||||||
|
|
Muy bajo |
% |
Bajo |
% |
Promedio |
% |
Alto |
% |
Muy Alto |
% |
Total |
|
|
GÉNERO |
Masculino |
16 |
11% |
14 |
9% |
29 |
20%* |
5 |
4% |
4 |
3% |
68 |
|
Femenino |
11 |
8% |
18 |
12% |
26 |
18% |
11 |
8% |
4 |
3% |
70 |
|
|
Bigénero |
0 |
0% |
0 |
0% |
1 |
1% |
0 |
0% |
0 |
0% |
1 |
|
|
Género fluido |
0 |
0% |
0 |
0% |
0 |
0% |
1 |
1% |
1 |
1% |
2 |
|
|
Agénero |
0 |
0% |
0 |
0% |
1 |
1% |
0 |
0% |
0 |
0% |
1 |
|
|
Total |
27 |
19% |
32 |
21% |
57 |
40% |
17 |
13% |
9 |
7% |
142 |
|
Nota: Elaboración propia.
Discusión
En Ecuador, existe un vacío teórico en cuando a las variables planteadas en el presente estudio, por lo que los resultados no se pueden contrastar con otras investigaciones nacionales, sin embargo, sí se ha encontrado literatura de investigaciones realizadas en países vecinos. En este sentido, al analizar los resultados de este estudio, se observó un coeficiente de correlación de Pearson de 0,109 y un nivel de significancia bilateral de 0,199, estos valores indican que no existe una relación estadísticamente significativa entre la dependencia emocional y las habilidades sociales en los adolescentes participantes. Esta conclusión contrasta con la investigación de Calla y Uyuquipa (2015), que identificó una correlación inversa significativa entre las habilidades sociales y la dependencia emocional, lo que indica que, la carencia de habilidades sociales tiende a estar asociada a niveles elevados de dependencia emocional, donde un incremento en una variable provoca una disminución en la otra.
Asimismo, en un estudio realizado por García (2024), en Tarapoto, Perú, con estudiantes de tercer grado, se encontró una relación inversamente proporcional muy alta entre habilidades sociales y dependencia emocional, pues se obtuvo un coeficiente de correlación de -0,888 y un nivel de significancia de 0,000, lo que sugiere que, a mayores habilidades sociales, menor es la dependencia emocional. Además, Sabina (2021) en Arequipa, Perú, encontró una relación inversa significativa entre dependencia emocional y habilidades sociales en jóvenes y adultos víctimas de violencia de pareja, con un coeficiente de correlación de Rho= -0,605, lo que quiere decir, que niveles elevados de dependencia emocional implicarían una reducción de las habilidades sociales.
En cuanto a los niveles de dependencia emocional y habilidades sociales, los datos del presente estudio revelan que el 40,1% de los adolescentes se encuentra en un nivel promedio de dependencia emocional, mientras que el 55,6% exhibe un buen nivel de habilidades sociales. En contraste, San Miguel (2023) encontró que el 67% de su muestra presentaba un nivel moderado de dependencia emocional, al igual que un 67% se ubicaba en un nivel medio de habilidades sociales. Por su parte, García (2024) encontró un nivel moderado de habilidades sociales en un 45% de su muestra, un 31% obtuvieron un nivel adecuado y un 23% considera que sus habilidades sociales son inadecuadas. En cuanto a la dependencia emocional, encontró un 45% de estudiantes con un nivel moderado en cuanto a esta variable, un 35% mostró un nivel adecuado y sólo un 20% presenta un nivel normal o adecuado de dependencia emocional. En el presente estudio, esto no sucede, pues sólo el 12% de los participantes mostró un nivel alto de dependencia emocional y el 6,3% un nivel muy alto, mientras que el 35,9% estaba en un nivel normal de habilidades sociales y la mayoría en un buen nivel (55,6%).
De la misma manera, no se encontró una diferencia significativa entre los niveles de dependencia emocional y el género de los participantes, pues un 20% de los varones y un 18% de las mujeres se ubicaron en un nivel promedio. Por otro lado, el estudio de Espil (2016) sobre dependencia emocional en docentes reveló que el 50% de los hombres mostraban un nivel bajo o normal, en comparación con el 34,8% de las mujeres que presentaban niveles elevados de dependencia emocional. Esta diferencia destaca la falta de variación significativa en nuestro estudio en comparación con el hallazgo de Espil, donde se observa que el género masculino tiende a tener niveles más bajos de dependencia emocional en comparación con el género femenino, que muestra niveles más altos.
En resumen, al contrastar los hallazgos de este estudio con investigaciones previas, se evidencia una tendencia general de relación negativa significativa entre las variables de dependencia emocional y habilidades sociales, a excepción de este estudio en particular. Esta discrepancia podría explicarse por la diferencia en la población estudiada, pues, la mayoría de los estudios previos se enfocaron en adultos, mientras que el presente se realizó con adolescentes. Así pues, la literatura sugiere que la dependencia emocional tiende a ser más pronunciada en edades adultas que en la adolescencia, además de que los adolescentes suelen tener más oportunidades para desarrollar habilidades sociales debido a su mayor exposición a relaciones interpersonales en el entorno educativo, actividades extracurriculares, familia, entre otros.
CONCLUSIÓN
Los resultados de este estudio no mostraron una relación significativa entre la dependencia emocional y las habilidades sociales en los adolescentes participantes. Esto sugiere que la interacción entre estas variables podría estar influenciada por factores adicionales no considerados en esta investigación, como el entorno familiar, el contexto socioeconómico o las experiencias personales previas de los participantes. Además, las variaciones en la muestra estudiada en términos de edad, género u otros aspectos demográficos, también podrían haber influido en la ausencia de una correlación significativa.
En cuanto a la dependencia emocional, los adolescentes presentaron en su mayoría niveles promedio, lo que podría reflejar la influencia de factores contextuales específicos, como el entorno familiar, el sistema educativo y las interacciones sociales. Estos factores desempeñan un papel clave en la formación de la dependencia emocional en la adolescencia.
Respecto a las habilidades sociales, la mayoría de los adolescentes mostró un buen nivel, lo que sugiere que han desarrollado competencias sociales efectivas como resultado de experiencias positivas y del apoyo recibido en sus entornos familiares, escolares y sociales. Esto refuerza la idea de que el desarrollo de habilidades sociales está estrechamente vinculado a la calidad del entorno en el que los adolescentes se desenvuelven.
Por último, no se encontraron diferencias significativas en los niveles de dependencia emocional según el género de los participantes. La mayoría de ellos, se situó en un nivel promedio, lo que indica que la dependencia emocional podría manifestarse de manera similar en los diferentes géneros dentro de este grupo específico. Este hallazgo puede estar relacionado con factores comunes en el entorno de los participantes, como el contexto familiar o escolar, que influyen de manera uniforme a los adolescentes, con independencia de su género.
En síntesis, los resultados de este estudio invitan a reconsiderar la interacción entre la dependencia emocional y las habilidades sociales en la adolescencia, e incorporar variables contextuales y demográficas más amplias en investigaciones futuras. Además, subrayan la importancia del entorno familiar y social en el desarrollo de competencias emocionales y sociales durante esta etapa.
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS
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Bernal, C. (2010). Metodología de la Investigación. Pearson Educación. http://librodigital.sangregorio.edu.ec/librosusgp/B0061.pdf
Calla, D., & Uyuquipa, J. (2015). Habilidades sociales y dependencia emocional en los estudiantes del quinto año de la Institución Educativa Secundaria Industrial Perú Birf de la ciudad de Juliaca, 2014. https://repositorio.upeu.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12840/402/Denis_Justo_Tesis_bachiller_2015.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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CONFLICTOS DE INTERESES
Los autores no refieren conflictos de intereses