REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
HUGO MAYO*
María del Carmen Fernández**
£ 1 número 14 de la Colección LA ROSA DE PAPEL recoge la últi
ma producción poética de Hugo Mayo.
El folleto consta de 25 poemas, seleccionados y prologados por Carlos
Calderón Chico. En los preliminares, el mencionado estudioso ubica
al poeta en su contexto histórico-literario. Mayo, rebelde, niega todas
las rmulas manidas de la poesía que le es contemporánea en el Ecua-
dor y busca, más allá de las fronteras, el contacto con otros renovado-
*Hugo Mayo, Introducción y Selección de Carlos Calderón Chico.
Col. La Rosa de Papel, No. 14, Casa de la Cultura Núcleo del
Guayas, Guayaquil, 1986.
» **Profesora espola, que trabaja su tesis doctoral sobre la
recepción de la vanguardia en el Ecuador. Su tesis de licenciatura
versó sobre la obra de Pablo Palacio.
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res de la creación artística. Funda revistas y participa en publicaciones
de vanguardia, caracterizadas por reflejar el resquebrajamiento de los
esquemas literarios. Pero toda ruptura provoca un desequilibrio y los
agentes causantes del mismo suelen ser, por ello criticados y repudia
dos. Mayo no es una excepcn y, por tanto, se le consideró un loco,
actitud más cómoda que analizar su obra y meditarla y, desde luego,
más fácil que reconocer la descomposición de un mundo caduco y el
descubrimiento de otro en el que el lector burgués queda desorienta
do.
Hugo Mayo rompe temática y formalmente, pero lo que marca con un
sello inconfundible su poesía, donde radica su valor, es en la nueva ela
boración formal del poema como signo de expresn. Al transformar
el ensamblaje lingüístico, el poeta está ofreciéndonos un mundo "otro",
está creando una nueva realidad literaria y abriendo nuevos horizontes
para observar la realidad referencial del signo lingüístico. Así, el pro
tagonista de la poética de Mayo es la palabra y, con más exactitud, el
lenguaje que, reelaborada, nos dará entrada a una nueva cosmovisión.
Ciertamente, no podemos olvidar aquellas creaciones en que el poeta
manabita invita a la revolucn, como es el caso del poema "del prole
tario", como apunta Calderón Chico. Pero no es el caso de los selec
cionados. Con la excepcn "Guayaquil, ayer y hoy", al alcance de to
dos, porque los signos mantienen su referencia real, el resto de los
poemas están marcados por la recreación de la realidad y simultánea
mente, por la creación libre de un mundo poético aunomo. Difícil
resulta, de este modo, su inmediata comprensn, ya que para abordar
los necesitamos olvidar por un momento el registro de las encasilladas
categorías reales con las que operamos cotidianamente.
Es inevitable la sorpresa del lector, que se ve obligado a fijar su aten
ción en el propio lenguaje poético. El recurso queda al descubierto y
la literariedad se logra plenamente. El poema contiene su propio refe
rente; la palabra deja de ser un signo convencional para pasar a ser pa
labra poética, esto es, su campo referencial se dilata y se reforma al en
trar en contacto con la palabra coetánea o al adoptar determinada po
sición en el verso. Es así como en los Poemas de Hugo Mayo aparecen
con absoluta legitimidad sintagmas como "los pies copiados", "cojo
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asombro", "secreto encinta", "espera rombal", "candelabros sin memo
ria", el emparejamiento "vida y ceros de verdades", o la comparación
hermética "En el Viaje de la Luz":
"Nuevo mar de las espigas y fantasmas
máscaras en verdad
como el pintor copiando el viento".
Y éste "extramiento de la palabra poética", queda singularmente po
tenciado por la incoherencia sintáctica: proposiciones sin un término
que las dote de sentido, elipsis verbales y nexuales, ausencia de artícu
los donde sería de esperar que los hubiera. Y de este modo camina
mos hacia la ambigüedad, propiedad subrayada de todo tipo de pun
tuación y por la aparición del deíctico-anafórico "eso", un "eso" trascen
dente que va más allá de lo apariencial, que según nos indica el poeta
en "A veces las Estrellas", "es eso que no es" y que le permite ver "dora
das turquesas" si "sus ojos descansan", es decir, en el sueño o, al menos,
en estado de duermevela. Y además de onírico y mágico, se trata de
un "eso" vital y necesario, pues el poema concluye con la siguiente afir
mación:
"dentro de eso está la respuesta".
¿Por qué se prescinde, nos preguntamos, de la ortodoxia gramatical?
A mi modo de ver, porque se niegan y destruyen las conexiones "lógi
cas" que se establecen por medio del lenguaje.
Si éste expresa una serie de realidades encasilladas, propias de la vigi
lia, Mayo desconfiará de ese lenguaje y creará otro que le permita
comprender la realidad desde los límites del sueño y desde el silencio;
ese anhelado silencio al que denomina "la gota apetecida y réplica de
escombros". Se trata de un intento de liberar la realidad mediante la li
beración del lenguaje y esto puede hacerlo el poeta porque "goza de
siete proyecciones", como manifiesta en el poema "Camino sobre el Si
lencio".
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Desde esta perspectiva onírica, desde esta perspectiva de alguien que
anhela caminar "sin ser medido", las cosas, sustantivo clave en los poe
mas de Mayo, se despiertan y cobran vida. Recurramos de nuevo a
unos versos elocuentes al respecto, las iniciales de "Ese desvelo de sus
tancia":
"Ahora que me quedo en el límite del sueño
y cosecho el huido destierro de las aguas
Este desvelo de substancia
misterio inagotable".
y procede a mostrarnos esta realidad mágica, resultado del "absurdo
deshojado" que "atropella" al poeta en su estado onírico, del que no pa
rece querer salir:
"Me inquieta el regreso de la vida
laberinto de sueños en escape",
confiesa en "La Noche Opuesta". Y si no desea escapar del sueño es
porque en este estado puede percibir una nueva dimensn de las co
sas: su movilidad. Leamos al respecto, como ejemplo, el poema "Si
arrumbáramos a un sueño":
"La No manera de ver
pluralidad de lo inestable
y yo escondido en mis entrañas
Ese algo que pudo traer
el relámpago sin fe
Lo altísimo en las manos de Dios
Cosas del mismo paralelo
y ángulo inactivo en lo suspenso.
La nocturna procela navegando
El sabor del cilantro en cada espera
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A veces el destino despeinado
y el árbol que quedó
del último misterio
Pedales de la risa
movndose en contrario
El pájaro que pudo ver su muerte
y el trébol pintado de la duda
en los antojos de mi mano".
Esta desesperación por acaparar la vida de las cosas circundante que
lleva al poeta a yuxtaponerlas, a descubrir sus ocultas relaciones mu
tuas, nos recuerda a Jorge Guiln con su necesidad de comulgar amo
rosamente con ellas o al Neruda de La Primera Residencia en la Tie
rra, desorbitado ante su inminente desintegracn. Hugo Mayo las in
corpora a su poesía recreadas a partir de la magia del lenguaje y nos
da, a, un mundo poético propio. El mismo nos revela el método en
"El ojo de anteayer":
"destajo la palabra
y a mi manera el idioma
de la sierpe lo regalo";
o en "Retorno a mi sangre", donde confiesa nutrirse "de la palabra ma
gia”.
A tras de este prisma podemos entender el poder restrictivo del len
guaje cotidiano que manifiesta las dos metáforas siguientes:
"una soledad de idiomas", y
"un río de gerundios
y el vallado inoportuno",
es decir, las decir las cosas realizándose frente al lenguaje inoportuno
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que las inmoviliza y las ata poniéndoles valla. Por eso el ansia de silen
cio patente en su poesía.
Hugo Mayo ha descubierto un mundo y ha creado un cosmos poético
autónomo en estos poemas. Así, reniega del tiempo y de la palabra
manida. Por eso. el "Poema Perenne" título de uno de los que se pre
sentan en nuestra coleccn, es
"aquello que pudo la vida
sinceridad de escombro
lo que no se explicó
fantasma de la palabra"
De ahí su contemporaneidad y su universalidad.
María del Carmen Fernández.
Quito,Octubre-1986
La muerte del poeta Hugo Mayo (Manabí, 1898)
enluta la cultura ecuatoriana. Su actitud
innovadora, rebelde, siempre se un ejemplo
digno de imitar. Sus libros: ANTOLOGIA
POETICA, EL ZAGUAN DE ALUMINIO,
CHAMARASCA es su legado literario.
La Direccn de la Revista de la Universidad de
Guayaquil, conocedora de la vaa de su obra, le
rinde su homenaje publicando este texto y
esperamos en otra oportunidad publicar estudios
más extensos sobre su obra.
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