La promoción de la lectura en la formación inicial docente: consideraciones para su

implementación en la universidad de Cienfuegos

 

The promotion of reading in the initial training teacher: considerations for its implementation at the university of Cienfuegos

 

Zaydelys Lucrecia Torres Calzadilla

María Magdalena López Rodríguez del Rey

Marisol Isabel Martínez Iglesias

 

 

 

 

 

 

 

 

Fecha de recepción: 04 de mayo del 2016

Fecha de aceptación: 20 de junio del 2016

 

 


La promoción de la lectura en la formación inicial docente: consideraciones para su

implementación en la universidad de Cienfuegos

 

The promotion of reading in the initial training teacher: considerations for its implementation at the university of Cienfuegos

Zaydelys Lucrecia Torres Calzadilla[1], María Magdalena López Rodríguez del Rey[2], y Marisol Isabel Martínez Iglesias[3]

 

Como citar: Torres. Z., López. M., Martínez, I. (2017). La promoción de la lectura en la formación inicial docente: consideraciones para su implementación en la universidad de Cienfuegos. Revista Universidad de Guayaquil. 124(1), 2-12. DOI: https://doi.org/10.53591/rug.v124i1.628

 

Resumen

La lectura es una de las prácticas más desarrolladoras con que ha contado el hombre a lo largo de la vida. Promover y animar este      hábito, desde espacios comunitarios, redimensiona sus valores y compromete a los responsables de este tipo de intervención. La experiencia desarrollada por un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad de Cienfuegos confirma la naturaleza formativa de esta práctica, lo cual se convierte en un compromiso profesional que debe ser legitimado por la didáctica que suscribe el proceso de promoción y animación de la lectura, en las comunidades, y que conforma su marco de influencias pedagógicas.   

Palabras clave: lectura, influencias pedagógicas, espacios comunitarios, promover la lectura, animar la lectura

Abstract

Reading is one of the most developing practices that man has counted on throughout life. The promotion and encouragement of this habit, from community spaces, reshapes its values and commits those responsible for this type of intervention. The experience developed by a group of professors and students from the University of Science Education in Cienfuegos confirm the formative nature of this practice, which becomes a professional commitment to be legitimized by the didactics that endorses the process of promotion and encouragement of reading in the communities that make up its frame of pedagogical influences

Keywords: reading, pedagogical influences, community spaces, to promote reading, to encourage reading


Introducción Una necesaria (re)conceptualización de la lectura de caras a la contemporaneidad

La lectura es un proceso complejo y el gusto por ella no es innato (Bernal, 1996). Es una actividad fundamental para la adquisición de conocimientos, una condición necesaria para aprender con más facilidad y eficiencia, permite descubrir mundos diferentes, despojarse de la ignorancia, viajar, crecer e imaginar; la lectura puede ser una aventura extraordinaria y el mejor antídoto para la soledad y el aburrimiento (Usendizaga, 1991).

Autores como Cassany (1994); García (1996); Vaillant (2004); Garrido (2005); Martínez (2006) y Granado (2013) confirman estas ideas al coincidir en que: la lectura importa para que los individuos tengan la capacidad de juzgar y opinar por sí mismos, que lean por su cuenta, pues, en definitiva, leemos para fortalecer nuestra personalidad y averiguar cuáles son nuestros auténticos intereses.  En las últimas décadas, y gracias al influjo del paradigma cognitivo, se observa un creciente interés por la lectura, traducido en una profunda reconceptualización de ésta, de lo que es y de lo que supone su práctica habitual, así como de su función instrumental o, lo que es lo mismo, su poder para promover nuevos aprendizajes. No cabe dudas de que leer es un proceso de interacción entre un lector y un texto, proceso a través del cual el primero interpreta los contenidos que éste aporta (Carlino, 2004). 

La concepción interactiva de la lectura (Solé, 1992) establece que leer es un proceso mediante el cual se comprende el lenguaje escrito. En él intervienen simultáneamente procesamientos descendentes y ascendentes. El lector eficiente es aquél que utiliza diversas fuentes de información textuales, en sentido amplio, paratextuales y contextuales para construir el significado del texto. 

La actividad intelectual responsable de ese aprendizaje "incidental" que provoca la lectura reposa, como todos los procesos cognitivos, en fenómenos de categoría distinta (Lomas, 1991). Por una parte, la lectura exige la presencia de algunos "procesos básicos" (atención, discriminación, memoria), que no son específicos de la actividad de leer, y que constituyen un substrato necesario para otras actividades relacionadas con el intelecto. 

El anterior análisis deja claro que leer es una actividad cognitiva compleja que implica un considerable "movimiento intelectual", en el que se seleccionan, utilizan y modifican los conocimientos. De ahí, el poder de la lectura no sólo para entusiasmarse y conducirse por derroteros insospechados y fantasiosos, sino también para algo menos poético, pero igualmente fascinante: para aprender (Vezub, 2007). Se aprende cuando se lee y, con mucha frecuencia, además, se lee para aprender. Si se vuelve la atención a los estudiantes, como lectores que deberán exhibir una cultura general integral en su formación y cuyas distintas actividades escolares, incluida la práctica lectora, deberán ayudar en este empeño, se hace necesario materializar un proceso pedagógico que legitime los postulados de la escuela cubana actual (Vecino, 1996).

En este sentido, y tomando en consideración que siempre se aprende algo mientras se lee, aunque ello sea distinto para cada uno, no se pueden hacer a un lado las evidentes potencialidades de la lectura, porque a través de su práctica habitual es posible disfrutar de hermosas historias, aprender a utilizar un nuevo programa informático, atender a las novedades del día en un contexto determinado o desentrañar esa misteriosa actividad que mantiene a muchos absortos ante un libro, por supuesto, también aprender a disfrutar con la lectura que alguien hace para otros, sin mencionar, que cuando el propósito sea acceder al conocimiento más general o específico, ello solo será posible, a través de la lectura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desarrollo El valor de la lectura en la formación inicial de los docentes 

La formación humanística de los estudiantes universitarios no solo es una exigencia académica, o una concepción de aprendizaje asociada al crecimiento cognitivo, es también una prioridad de formación afectiva y social. Esta idea implica, primero: ser conscientes de las potencialidades desarrolladoras de la lectura en la formación inicial del docente y segundo: concebir la implementación de su práctica como parte de los proyectos de promoción de la lectura.

Estudiosos del tema, aseguran que leer en la universidad, es una práctica determinante en el proceso de formación del estudiante, pues no sólo está asociado a los aprendizajes académicos y profesionales, sino también una vía de socialización y una oportunidad para el desarrollo de la creatividad (Lozano, 2011).  En este sentido, se puede decir que la universidad se erige como una comunidad lectora, cuyos significados y sentidos de la lectura están mediados por prácticas sociales e intercambios comunicativos, que giran alrededor de la producción, recepción y uso social de los textos en función del conocimiento (Herrera, 2011). La Pedagogía debería funcionar en la institución escolar dando de leer y ejerciendo un tutelaje sobre la lectura del corpus de textos, con el fin de ejercer un control sobre la construcción del saber que es, en última instancia, un control sobre la construcción de los significados y sentidos que se derivan de los procesos de lectura, comprensión e interpretación; porque la escuela sabe que “dar de leer” es ofrecer la posibilidad para que la palabra sea plural y para que las interpretaciones de los textos sean infinitas.

El aprendizaje, en su sentido más amplio, descansa en procesos de lectura, de recepción, comprensión y construcción, de los textos o discursos representativos, de cada área del saber humano en que se construye el currículo. Enseñar y aprender implica, entonces, enseñar y aprender a comprender y a construir los códigos, textuales y discursivos, de cada disciplina y asignatura.

En los trabajos de diagnóstico y pronóstico que sirvieron de base a las tareas del perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación (Atorresi, 2009), se puso de manifiesto la necesidad de lograr sólidos hábitos de lectura en los estudiantes. Ello, determinó que los contenidos de programas curriculares y documentos rectores, insistan en la importancia de la lectura como vía esencial para el logro de esta prioridad formativa. Particularmente, los programas de Lengua Española y Español-Literatura, así lo legalizan en su cuerpo de objetivos. 

En este sentido, la aspiración explícita es que los estudiantes, en formación inicial docente, sientan interés por la lectura, lean de forma independiente diferentes soportes, comprendan y disfruten obras literarias, revisen con asiduidad periódicos, revistas y otros materiales de consulta y, sobre todo, reconoacan el valor formativo, profesional y personológico de las prácticas habituales de lectura. Las potencialidades desarrolladoras de la lectura se expresan en conocimientos (saberes y cultura), habilidades (capacidades y destrezas) y valores (éticos, estéticos y morales), implica actividades de lectura intensiva (profunda) del texto, cuyo objetivo es el análisis, la interpretación y la valoración de lo leído; mientras que la práctica de la lectura extensiva (más general) procura incentivar el deseo de leer (Castellanos, 2001). Estas ideas, justifican que atender la lectura, desde los diferentes espacios que ofrece la formación inicial docente universitaria, resulta indispensable hacerlo desde actividades de promoción y acciones de animación hacia la práctica lectora. 

La promoción de la lectura: una tarea educativa

Pocas actividades del aprendizaje humano han recibido, y reciben, tanta atención como las correspondientes al dominio y perfeccionamiento de las habilidades lectoras (Suárez y Quijano, 2014) 

Investigaciones, en torno al tema, coinciden en que la promoción de la lectura precisa un tratamiento motivacional, estratégico, didáctico-metodológico o de sistema, mediante actividades, tareas o ejercicios y desde todos los componentes de la Educación Superior.[4]

Como primer acercamiento a este particular, se hará referencia a los aspectos que, en criterio de las autoras, conviene puntualizar a modo de premisas sobre la promoción y animación de la lectura. En primer lugar, está la evidente «crisis de la lectura» y «de los lectores», como factores más o menos relacionados como los índices de hábitos de lectura en la sociedad actual, la influencia de los medios de comunicación, el futuro del libro y de las tecnologías de la información y las comunicaciones. En segundo lugar, el carácter de la formación inicial docente, de los estudiantes universitarios, como lecto-promotores. En tercer lugar, y último, el papel de la universidad como centro cultural más importante de la comunidad, encargo social que la convierte en responsable de la calidad de este aprendizaje. Se consideran, de vital importancia estas premisas, pues los egresados de las carreras de formación docente universitaria, deberán ser los de mayor preparación y dominio de las herramientas para promover y animar la lectura, sus bondades y la habitualidad de su práctica.

La promoción de la lectura, en su sentido más amplio, es entendida como: el conjunto de actividades, técnicas y métodos que se utilizan para lograr objetivos específicos, como informar, persuadir o animar hacia una acción determinada. Se considera, además, una práctica social dirigida a transformar, positivamente, las maneras de percibir, sentir, valorar, imaginar, usar, compartir y concebir la lectura como construcción sociocultural (Narváez-Cadena-Calle, 2009). 

Desde esta perspectiva, la promoción de la lectura relaciona al hombre con la lectura. Esta no siempre es consciente e intencionada, pero sí voluntaria, comprometida, militante y de convicción (Paredes, 2015).

La promoción de la lectura implica, además, todas aquellas actividades que propician, ayudan, impulsan y motivan un comportamiento lector favorable, o más intenso del que se acostumbraba (Ramírez, 2015).   

Estos referentes, sobre la promoción de la lectura, le atribuyen a la formación inicial docente universitaria el compromiso de asumirla como: conjunto de influencias socioculturales que se desarrollan con el propósito de informar, persuadir y estimular la transformación de las concepciones de los estudiantes, que se forman como docentes, hacia la lectura y su utilización como recurso de formación personal y para el desempeño profesional pedagógico (Rovira y López, 2017). 

 

 

 

 

 

 

Una sistematización teórica sobre los modelos de formación del profesorado en Cuba, permitieron determinar, las que siguen, como exigencias de la formación inicial docente (López, 2004): 

q  Activa e investigativa: que propicie una actitud crítica ante el aprendizaje, utilizando la observación de la realidad, el planteamiento de problemas e hipótesis y experimentación como procesos investigativos para la adquisición de los conocimientos.

q  Participativa: desde actividades individuales y grupales, dentro y fuera de la universidad, que permitan a los alumnos intervenir de forma activa y comprometida.

q  Interdisciplinaria: con tendencia a la globalización de contenidos, habilidades y valores.

q  Creativa: mediante el diseño y la ejecución del currículo, por parte del profesor, y con protagonismo de los estudiantes.

Una experiencia desarrollada por estudiantes y profesores del departamento de Español de la Universidad de Cienfuegos, implementa un proyecto de promoción y animación a la lectura, intra y extramuros, permitió establecer principios para organizar las actividades. En este sentido, se asumen: la orientación, al crear espacios oportunos para desarrollar el respeto mutuo, promover esquemas de pensamiento que favorezcan el desarrollo de la autoestima, movilicen la acción individual y social y propicien diálogos acerca de valores como la libertad, la amistad, la solidaridad y la cooperación que preparen a los estudiantes para su desempeño profesional y ciudadano; la selección de textos, que deberá tomar en consideración la edad, los gustos, las preferencias y los intereses de los usuarios, así como las necesidades culturales de la comunidad; además, esta selección, deberán ampliar el acercamiento interdisciplinar de los textos y sus análisis críticos, concebir su presentación como expresión del desarrollo histórico universal, nacional, regional y local, revelando las contradicciones y coherencias que suscriben los autores con respecto a la interpretación de los procesos culturales y sociales y guiar al desarrollo cultural y profesional, con un enfoque secuencial- metodológico de la intervención,   de marcado carácter  vivencial creativo de la relación: sujetos- texto- contexto, respetando la debida coherencia curricular (disciplinaridad, transversalidad y  multidisciplinariedad) y sobre todo con una participación activa y voluntaria del estudiante

Desde esta posición, se confirma la conveniencia de potenciar hábitos en la formación de lectores desde una pedagogía del texto en función de los contextos que enfatice en la comprensión e importancia de la lectura como práctica desarrolladora y liberadora. 

Los contenidos de la promoción lectora resultan determinantes en el logro de los objetivos de las actividades de animación, pues de ello depende que los profesores estimulen en sus estudiantes las prácticas habituales de lectura, en tanto los entrenan en cómo hacerlo en el ejercicio de sus funciones profesionales de formación permanente. Los conocimientos están relacionados con nociones de literatura universal, nacional y local, las etapas de la formación lectora y sus potencialidades, el dominio de los diferentes tipos de lectura, la clasificación de los textos, los criterios de selección y una adecuada pedagogía del texto según el contexto y sus abordajes. Las habilidades, fundamentales, son: lectoras, interpretativas y comunicacionales, con dominio de técnicas de animación a la lectura, mediante la utilización de medios audiovisuales y tecnológicos como recursos para la animación y el diseño de materiales para la promoción lectora. Mientras que las actitudes deberán revelar: disposición para la lectura habitual, para poseer, comprar y compartir libros, para potenciar el hábito lector, para motivar y entusiasmar hacia la asiduidad lectora y para dinamizar y coordinar programas y proyectos de promoción y animación por la lectura. 

La selección de los textos deberá responder a los intereses, las necesidades  y las preferencias de los estudiantes; las características socio-culturales del contexto formativo y laboral, al valor y trascendencia formativa y cultural (artístico/literario), a lo académico, laboral y científico-investigativo y a las potencialidades para el logro de la interdisciplinaridad y  transdiciplinaridad.

Las formas de organización de la docencia para la promoción de la lectura en la formación inicial docente universitaria deberán priorizar la clase, el componente investigativo, la actividad extensionista y la práctica laboral. 

Los recursos psicopedagógicos, desde el punto de vista interno, atenderán a las vivencias, las expectativas y los intereses y, desde el externo, al contexto, al texto y a los sujetos.

Por último, se asumen como condiciones necesarias para la promoción de la lectura en la formación inicial docente universitaria: la visión de una universidad como gestora de la promoción de la lectura, con una orientación dual, desde una gradación de la intencionalidad y estructuración de las actividades en forma de tareas.

Tales empeños, solo serán posibles mediante el esfuerzo cooperado y mancomunado de todos los implicados en el proceso de formación inicial docente universitaria, respecto a la calidad de sus egresados y el futuro de la educación.

Conclusiones

          

Todavía persisten importantes desafíos respecto a la promoción de la lectura en la formación inicial docente universitaria. El tema precisa atender el desarrollo y la planificación curricular, la supervisión de las prácticas pre-profesionales y la preparación de los profesores de los docentes en formación. Un sistema educativo no podrá ser mejor que los maestros con los que cuenta y esta afirmación genera un doble reto, ingresar estudiantes comprometidos con la labor pedagógica, promover su óptimo desempeño profesional y egresar docentes capacitados para cumplir con el encargo que demanda la sociedad.  

Las ideas que se plantean, parten del supuesto de que solo se puede avanzar a través de una perspectiva sistémica que tenga en cuenta los diversos factores que intervienen en la mejora de la tarea de enseñar y educar. Estas autoras, consideran necesaria la elaboración de una Concepción Pedagógica de la Promoción de la Lectora en las Carreras Universitarias de Formación Inicial Docente que, desde fundamentos teórico-metodológicos, contribuya al desarrollo profesional y a la formación de la personalidad de los egresados de la Educación Superior.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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[1] MSc, Universidad de Cienfuegos, Cuba. Correo electrónico: ztcalzadilla@ucf.edu.cu

[2] Doctora C., Universidad de Cienfuegos., Cuba, Correo electrónico: mmrodriguez@ucf.edu.cu

[3] Doctora C., Universidad de Cienfuegos., Cuba, Correo electrónico: mimartinez@ucf.edu.cu

[4] Criterio avalado por la experiencia de la primera autora, quien por más de 10 años ha investigado sobre el tema, a partir de una exhaustiva revisión bibliográfica para la sistematización teórica de sus investigaciones de Diploma, Maestría y aspirantura doctoral, permitió arribar a esta idea conclusiva.