61
Revista de la Universidad de Guayaquil Nº 112,
Enero - Abril 2012, ISSN 1019 - 6161
El nuevo rol del docente universitario, siglo
XXI
The new role of university teachers, century XXI
El fenómeno de la globalización, es un proceso
pluridimensional que comprende muchos aspectos,
como la economía, las nanzas, la ciencia, la tec-
nología, la comunicación, la educación, la política,
entre otras; pero la globalización económica es la
que orienta a todas las demás.
El informe Delors nos dice que “es el fenómeno
más dominante en la sociedad contemporánea y el
que más inuye en la vida diaria de las personas”.
Es fuerte el impacto que tiene la globalización y la
sociedad del conocimiento en la educación supe-
rior y obliga a los centros de educación terciaria a
renovarse, innovar, crear y competir en el conoci-
miento internacional.
La educación superior está enfrentada a un enor-
me desafío, como nunca antes se lo había visto en
el mundo, por lo que hay que encarar con fuerza la
transformación y modernización académica, que se
puede dotarla con una máxima eciencia social y
educación de calidad. La crisis que aqueja a las uni-
versidades y a la educación superior, para superarla
debe ser sometida a renovaciones, para satisfacer la
necesidad de implementar la actividad creativa y
productiva en todo el sistema de educación terciaria.
Las universidades deben producir profesionales con
un tipo de perl que no solamente demande el sector
laboral privado, sino toda la sociedad. Sabemos que
el sector privado de la economía, no está interesado
en profesionales especializados en ambiente, ecolo-
gía, constitucionalismo, ciencias políticas o derechos
humanos, pero en cambio la sociedad sí los necesita
y tiene interés en ellos. La crisis universitaria está
centrada, en que ninguno de los dos sectores produc-
tivos: privado y público conocen el tipo de profesio-
nales que va a necesitar la sociedad dentro de diez o
veinte años. La universidad no puede desarrollarse a
espaldas del sistema productivo nacional y peor apar-
tada del sistema de ciencia y tecnología.
La misma universidad como institución de la socie-
dad civil, ha estado más apegada a la tradición que
a las innovaciones del desarrollo electrónico que
ha revolucionado tiempos y distancias.
La globalización educativa y las nuevas corrientes
académicas y andragógicas a nivel mundial, exigen y
obligan a la transformación de las universidades y a la
renovación del rol del docente de nivel superior.
¿Cuál entonces debe ser el papel de los docentes
en este nuevo milenio en un mundo de cambios y
transformaciones?.
El educador debe ser consciente de la transforma-
ción de su desempeño profesional, de su función
como docente terciario, por ser el principal actor
del cambio educativo, de la sociedad y de la cons-
trucción del futuro.
El docente tiene que tener claro el papel que le co-
rresponde en los tiempos de la sociedad del cono-
cimiento. Tiene que imponerse un autocambio, con
capacidad para adoptar los nuevos procesos y tecno-
logía. Debe de estar en permanente estudio, educa-
ción continua, la misma que aparece como respuesta
pedagógica estratégica que hacen de la educación un
asunto de todos y de toda la vida. Tiene que renovar
procesos, teorías, sistemas, técnicas, generando y
difundiendo conocimientos, tanto dentro del claus-
tro educativo como fuera del contexto universitario,
como un verdadero agente de cambio social. El pro-
fesor debe estar consciente de que la universidad
como organización de la sociedad civil, creadora y
distribuidora del conocimiento, se encuentra como
maniesta Philip Altbach, en el centro de la sociedad
del conocimiento. Solo podemos superar la crisis de
Franklin Salazar Savinovich
“En épocas de crisis, solo la imaginación
es más importante que el conocimiento”
A. Einstein
Revista de la Universidad de Guayaquil
Nº 112, Enero - Abril 2012, pp. 61 - 62
ISSN 1019 - 6161
62
EDUCACIÓN
Revista de la Universidad de Guayaquil Nº 112,
Enero - Abril 2012, ISSN 1019 - 6161
Dr. Franklin Salazar Savinovich
Profesor titular de la Escuela de Sociología. Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil.
Diplomado en Educación Superior
Doctorado en Jurisprudencia
E-mail: franklinvsalazar@hotmail.com
formación y pertinencia, cambiando de actitud y va-
lores, regresando a una comunidad de aprendizajes
integrada por todos los actores universitarios, propi-
ciando una nueva cultura universitaria.
El nuevo rol del docente debe imponer una innovadora
relación profesor-estudiante, que al transformar una -
losofía y paradigma educativo, cree una nueva cultura
universitaria. Lograr un estudiante que busque más el co-
nocimiento y el aprendizaje, que la misma calicación;
que busque una profesión con vocación y paciencia y no a
la carrera y por conveniencia; un estudiante con una ver-
dadera orientación cientíca para escoger su profesión y
no confundirse; un alumno que en el futuro sea un verda-
dero cuadro diligente para el desarrollo nacional. La crisis
de la calidad de la educación, se debe a esta dicotomía:
la relación profesor-alumno. Se busca una nueva rela-
ción, donde el sujeto que enseña, el profesor, y el que
aprende, el alumno, sean aprendices permanentes y pro-
tagonistas de una aventura e investigación educativa. El
informe Delors, consideró que el cometido fundamental
del docente en la educación para el siglo XXI, se resume
en “transmitir la ación al estudio”.La relación autori-
taria, de etnocentrismo académico y de pavo real de
la cultura, debe desaparecer en el docente, por ser
contraria a la esencia de la enseñanza, basada en el
respeto al que aprende. Muy a pesar, que la vecindad
con el otro ser humano, está desapareciendo; hoy la
nueva cultura dominante, nos exige una estrecha ve-
cindad con los aparatos electrónicos, especialmente
el teléfono y la computadora, esos son nuestros ma-
ravillosos vecinos actuales.
El nuevo rol del docente, también tiene que ver con
el papel que juegan las tecnologías de la comunicación
y la información, aplicada a la educación superior, las
cuales ayudan a enriquecer el radio de acción del do-
cente. Lo que no hay que permitir es que una sobreva-
loración de estas herramientas produzca un detrimento
en el papel del docente. No olvidemos que en clase, el
que enseña es el profesor y no el instrumento, que es un
medio de apoyo a su labor y no un sustituto del mismo.
Los docentes de “agenda”, que utilizaban las metodolo-
gías tradicionales y la educación bancaria, pertenecen
al pasado. El diálogo profesor-alumno tiene suma im-
portancia en las nuevas relaciones de enseñanza-apren-
dizaje. La educación tiene que ser más participativa y
horizontal; tanto el profesor como el alumno participan
en las nuevas formas de enseñar y aprender. El proyecto
de clase tiene que ser fundamentalmente participativo,
con los avances de la ciencia y la tecnología, la cultura
globalizada y los nuevos escenarios educativos. Juntos
participar en la actualización de los conocimientos y
búsqueda de mejor y mayor información cientíca para
incorporarse en interacción con los alumnos. El libro
impreso seguirá siendo el principal instrumento del pro-
fesor, porque es difícil reemplazar a la lectura, que se
hace en el papel o en pantalla, es la mejor actividad en
el aprendizaje y el desarrollo cognitivo.
El nuevo rol del maestro, no requiere de cambios cos-
méticos: la tiza por el marcador, o el pizarrón por un
televisor o proyector; sino en los patrones de conducta
de los docentes, en los nuevos conocimientos, basada
en la nueva visión y dimensión del aprendizaje globa-
lizador y la mundialización de la cultura. Las compe-
tencias andragógicas y el nuevo rol del docente uni-
versitario, tienen que ver también con el diseño de los
nuevos programas de estudio, en función de los nuevos
conocimientos y tecnologías del proceso de enseñan-
za-aprendizaje. Los estudiantes deben aprender, no lo
que el profesor sabe, sino lo que la sociedad necesi-
ta que aprenda, y, por tanto, esos conocimientos de-
ben evidenciarse en el programa académico o sílabo.
La educación superior de hoy, no está centrada en
el profesor como sujeto que enseña, sino en el que
aprende, en los aprendizajes, este cambio fue una
verdadera innovación educativa, conocida como “la
revolución copernicana” en pedagogía.
Le es pertinente al docente universitario, que no es
especialista en áreas pedagógicas, tratar de incur-
sionar en esos saberes y de ser posible alcanzar su
profesionalización, porque este desfase, entre pro-
fesor no pedagogo y un buen proceso educativo, tie-
ne bastante que ver con la calidad de la enseñanza
superior y la del egresado.
Por último, este nuevo siglo exige un profesor de calidad, no
solamente con vastas competencias académicas y cientí-
cas, como lósofo, visionario y sobre todo investigador; sino
que en su actividad docente se identique con conductas
morales y éticas que evidencien su calidad docente, plura-
lismo ideológico y respeto a los demás. La más benecia-
da con el nuevo desempeño docente del profesor
universitario, es la calidad de la enseñanza, la mo-
dernización académica, la comunidad universitaria
y la sociedad ecuatoriana.
Artículo recibido: 07/02/2012
Fecha aprobado: 13/04/2012