36 Revista Universidad de Guayaquil
EDUCACIÓN
de humanidad”; y para, Víctor García Hoz, su repercusión viene dada en: “La capacidad de un sujeto para formular y realizar su proyecto personal
el deber”-implica, el desarrollar en el hombre- “toda la perfección que lleva consigo su naturaleza”. Es indiscutible, pues que al haber un ser que se
en señalar que no hay dos individuos de una especie exactamente iguales. Aún los guisantes en sus cápsulas, aunque tradicionalmente idénticos,
pueden ser vistos diferentes si los examinamos cuidadosamente. Nosotros reconocemos a nuestros amigos por sus rasgos únicos tanto de aparien-
cia como de conducta. Los perros reconocen otros de su clase, tan bien como a los seres humanos amistosos o forasteros, por la vista o el olfato.
Pichones, que aparean de por vida, pueden discriminar con exactitud entre sus compañeros y sus vecinos (Wort, Enders, en Uzcategui, 1965)}; así
como, el ámbito socio-cultural donde desarrolló su vida. Esa persona con su experiencia, su capacidad cognitiva y sus vivencias culturales {únicas}
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Los acontecimientos del 30 de septiembre del 2010 en
el país fueron la expresión de la “esquizofrenación del
pensamiento y de la práctica social”, como diría René
Lourau; y, de aquello, lo que más llama la atención
porque nuestra praxis socio productiva está vinculada a
la educación, es, mirar en las pantallas de televisión a
niños (as), adolescentes “robando” objetos “sin valor”
(gaseosas, pelotas, ropa, etc.) de los almacenes
saqueados frente a la mirada impasible y hasta aproba-
tiva de los vecinos curiosos y de algunos de sus padres
que también lo hacían.
Comparaba estos actos con unos niños(as) chinos que
alguna vez vi en el programa “La Televisión”, que
iniciaban su día de Escuela rindiendo homenaje a la
bandera con mucho respeto; seguidamente, en un
patio lleno de árboles/flores, practicaban TaiChi o algo
parecido para ejercitar su cuerpo/mente; posterior-
mente, desayunaban alimentos muy nutritivos que los
fortalecía para la jornada, y por último, ingresaban a
sus salones de clase, donde cada uno de ellos tenía en
su pupitre una computadora. Impresiona, no verdad,
pero más aún si notábamos las sonrisas en sus rostros en
todo momento: la vida estudiantil los hacía felices. Su
existencia era plena. Ese entorno emocional/moral
sano los convertiría en ciudadanos competentes para su
Patria y el Mundo y no en un “capital humano” resque-
brajado para nuestro futuro. “Educar para “saber”,
para “tener”, o saber para “ser” y saber para
“co-crear” en la vida”. Daniel Goleman, la Inteligen-
cia emocional.
Los sistemas educativos vigentes insertan / reproducen
en el/del medio ambiente cultural de modo inevitable
que los niños (as), los adolescentes y los jóvenes asimi-
len el modo de ser burgués, con la correspondiente
estima de los valores “tener”: dinero, consumo, status,
confort, bienestar, tranquilidad, seguridad… -y estén-
…adaptados para el éxito.
(Cfr. Pascual, 2006).
Las instituciones educativas (escuelas, colegios, univer-
sidades, etc.) en su marketing mediático “preparan
para el éxito”, connotando: dinero, consumo, posicio-
namiento social, etc., de aquellos que logran alcanzar
su titulación profesional, alejándose de los Fines
esenciales de la Educación
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: desarrollo de la personali-
dad, defensa del medio ambiente, respeto a los
derechos humanos, propensión a la paz, a la verdad, la
libertad, el amor, la solidaridad, la responsabilidad, la
bondad, el diálogo, el respeto, la lealtad, el sentido
crítico-científico, la creatividad, e incluso para
muchos, la religiosidad.
He atesorado unas frases que demuestran la dimensión
del pensamiento asertivo de algunos individuos que
han obtenido el reconocimiento de la humanidad por
sus logros hacia ella (no por su éxito personal, dinero,
status, etc.). Lo extraordinario de aquellos se da en
que la práctica de valores universales fue el derrotero
de sus vidas a pesar de sus complejas discapacidades
(Armstrong, 2007)
La calidad de la educación lleva consigo a que el
alumnado desde su múltiple y única singularidad
comprenda/tome la vida como un permanente
proceso de perfeccionamiento personal. Se afirma
que los seres humanos somos “iguales” pero nuestro
obrar diferente evidencia peculiaridades que el magis-
terio tiene que tomar muy en cuenta a la hora del
proceso de enseñanza-aprendizaje.
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El paradogma educativo cartesiano nos hizo creer que
los valores venían dados en los procesos/contenidos
educativos y que eran transmitidos por el magisterio
de consuno, pero la pobreza espiritual/moral de
nuestro capital humano axiomatiza lo contrario; de ahí
que, es fundamental que la niñez y los adolescentes
encuentren/integren en su cotidianidad, la educación
en valores desde la perspectiva del cambio a través de
“[…]los temas transversales, como reflejos de los
problemas e inquietudes de nuestras sociedades
actuales, -mas aún como aprendizajes informales
obtenidos de forma difusa en el entorno socionatural
en el que viven –ya que están-…dotados de una gran
funcionalidad psicológica y social…,-y de hecho, encar-
nan- esos puentes entre el conocimiento vulgar y el
escolar” (Yus, Rafael, Temas transversales y educación
global).
Es obligatorio reconceptualizar la cultura escolar, no
para enseñar / aprender un determinado/establecido/
inoperante/falso sistema de valores, sino que tenemos
que desarrollar un proceso psíquico/individual de
valoración, desde los aprendizajes significativos de
conocimientos que son los únicos llamados a provocar
movilizaciones en las actitudes desde un entronca-
miento educación/realidad/libertad.