Funcionamiento Familiar y Factores de Riesgo en el Desarrollo de Trastornos del Comportamiento en Adolescentes
Family Functioning and Risk Factors in the Development of Behavioral Disorders in Adolescents
Karla Fernanda Fernández Mangia
Christian Rolando Silva Paredes
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Fecha de recepción: 15 de septiembre de 2024
Fecha de aceptación: 03 de enero de 2025
Family Functioning and Risk Factors in the Development of Behavioral Disorders in Adolescents
Karla Fernández Mangia[1], Christian Silva Paredes[2]
Como citar: Fernández, K., Silva, C. (2025). Funcionamiento Familiar y Factores de Riesgo en el Desarrollo de Trastornos del Comportamiento en Adolescentes. Revista Universidad de Guayaquil. 139 (1), pp.: 45-56.
RESUMEN
La presente investigación tuvo por objetivo general identificar la relación entre funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en adolescentes. La metodología empleada fue de enfoque cuantitativo, alcance descriptivo correlacional, corte transversal y diseño no experimental. Se usaron los siguientes instrumentos: escala de cohesión y flexibilidad (FACES III) y cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes (ESPERI), se contó con la participación de 109 adolescentes de ambos sexos entre 14 a 16 años. Los hallazgos más significativos fueron los siguientes: el 80,07% de los adolescentes tuvieron un funcionamiento familiar disfuncional, mientras que el 41,3% presentó un nivel leve en los factores de riesgo en el desarrollo de los trastornos del comportamiento. Por lo que al realizar la prueba Chi cuadrado de Pearson se encontró un coeficiente de relación de 69,89a y un valor de significación bilateral de 0,157. Por consiguiente, la conclusión más relevante es que no existe relación entre funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento, esto se debió a la influencia de factores protectores, tales como, la presencia de modelos a seguir positivos, el apoyo de maestros o mentores y redes de apoyo entre pares que contrarrestaron los efectos negativos del mal funcionamiento familiar.
PALABRAS CLAVE: Funcionamiento familiar, Trastornos del comportamiento, Adolescencia, Factores de riesgo.
ABSTRACT
The general objective of this research was to identify the relationship between family functioning and risk factors in the development of behavioral disorders in adolescents. The methodology used was quantitative, descriptive correlational, cross-sectional and non-experimental design. The following instruments were used: cohesion and flexibility scale (FACES III) and questionnaire for the detection of behavioral disorders in children and adolescents (ESPERI). 109 adolescents of both sexes between 14 and 16 years of age participated in the study. The most significant findings were the following: 80,07% of the adolescents had dysfunctional family functioning, while 41,3% presented a mild level of risk factors in the development of behavioral disorders. Therefore, the most relevant conclusion is that there is no relationship between family functioning and risk factors in the development of behavioral disorders, this was due to the influence of protective factors, such as, the presence of positive role models, the support of teachers or mentors and peer support networks that counteracted the negative effects of poor family functioning.
KEYWORDS: Family functioning, Behavioral disorders, Adolescence, Risk Factors.
INTRODUCCIÓN
Los niños y adolescentes dependen sustancialmente de su familia para su cuidado y seguridad, en consecuencia, la familia se sitúa como el componente vital en la formación de cada persona. El periodo de la adolescencia es considerado de atención prioritaria conforme a la normativa nacional. Es relevante destacar que la protección integral de la niñez y adolescencia está respaldada por la Constitución del Ecuador y el Código de la Niñez y Adolescencia, con sanciones por su incumplimiento tipificadas en el Código Orgánico Integral Penal (COIP).
En Ecuador Valdiviezo y Lara (2021) refirieron que, de un grupo de padres provenientes de Riobamba, Guaranda, Puyo y Montalvo, el 5% se encontraban en familias severamente disfuncionales, el 13,8% en familias disfuncionales, el 50,9% en familias moderadamente funcionales y solo el 34,8% en familias funcionales. Esto contrasta las estadísticas reportadas por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia ([UNICEF], 2020) que registraron 79.946 llamadas al ECU 911 relacionadas con la violencia intrafamiliar. Por su parte, el Consejo de la Judicatura (2020) recibió 25.336 casos de demandas, de las cuales 13435 eran de carácter familiar.
En cambio, al hablar de trastornos del comportamiento según el último censo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos ([INEC], 2017) se registraron que las principales atenciones hospitalarias de salud mental en el 2016, fueron por trastornos psicológicos y de conducta asociados al consumo de alcohol, con un total de 1345 casos reportados; mientras que por trastornos psicológicos y del comportamiento debido al uso de múltiples drogas y otras sustancias psicoactivas se reportaron 716 casos de los cuales 1179 atenciones hospitalarias se dieron a jóvenes de entre 15 a 19 años.
Este trabajo de investigación se centró en explorar la relación entre el funcionamiento familiar y los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en adolescentes. Se justifica desde una perspectiva teórica con la finalidad de llenar el vacío de conocimiento existente y contribuir con resultados que sean útiles para futuras investigaciones en el ámbito de la salud mental. La justificación práctica se fundamentó en la necesidad de identificar qué tipos de familias presentan un mayor riesgo de que sus hijos desarrollen trastornos del comportamiento. Asimismo, se buscó evidenciar la necesidad de implementar políticas públicas en Ecuador que faciliten el acceso de las familias a servicios de psicología infantil, con el fin de garantizar una evaluación, diagnóstico y tratamiento oportuno. Finalmente, la justificación social tuvo como propósito generar un impacto positivo en los beneficiarios primarios: los adolescentes y sus figuras parentales.
Funcionamiento familiar
Desde la perspectiva sistémica, el funcionamiento familiar se refiere a cómo los miembros de la familia interactúan entre sí, influyéndose mutuamente. Por lo tanto, cualquier modificación que se produzca en uno de los integrantes afectará a todo el sistema familiar, lo que generará adaptaciones para preservar el equilibrio que existía anteriormente (Acevedo y Vidal, 2019). En este sentido para Olson (como se citó en Galvis et al., 2021), el funcionamiento familiar se relaciona con la forma en la que interactúan los lazos emocionales entre los miembros de la familia. Esta interacción puede conllevar ajustes en los roles y la estructura familiar con el fin de superar los desafíos que surgen en el desarrollo de cada familia.
En la misma línea, Minuchin (como se citó en Rivas 2022) sostiene que la dinámica familiar abarca todas las situaciones que tienen lugar dentro del núcleo familiar, involucrando a sus miembros tanto por parentesco, como por relaciones afectivas. Esto incluye la comunicación, el establecimiento de límites, jerarquías, la asignación de roles y resolución de conflictos.
En consecuencia, según este enfoque, el funcionamiento familiar va más allá de la simple suma de los análisis individuales de sus miembros, ya que implica interacciones que trascienden a cada persona por separado. En estas interacciones, los síntomas o problemas del comportamiento pasan a formar parte del funcionamiento mismo de la familia.
Trastorno del comportamiento
Según el enfoque cognitivo conductual, los trastornos del comportamiento son el resultado de patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales. Desde esta perspectiva los problemas de comportamiento son el producto de creencias y pensamientos negativos, así como de patrones de conducta aprendidos (Vega, 2018).
Robert McMahon define los trastornos del comportamiento como patrones persistentes de comportamiento desafiante, disruptivo o agresivo que exceden las normas sociales y afectan significativamente el funcionamiento diario en entornos como la escuela, el hogar o la comunidad. Destaca la importancia de considerar factores biológicos, psicológicos y ambientales en la comprensión de estos trastornos, así como la necesidad de intervenciones integrales que aborden tanto los aspectos individuales como contextuales (Sorensen & Dodge, 2016).
Según Fairchild et al. (2019) se trata de un trastorno mental común y altamente perjudicial que se manifiesta en la infancia y la adolescencia temprana. Se caracteriza por síntomas conductuales relacionados con un comportamiento antisocial, tanto encubierto como abierto, que incluye la violación de los derechos de los demás y la agresión física grave. Además, con frecuencia coexiste con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y en muchos casos, puede evolucionar hacia un trastorno de personalidad antisocial en la edad adulta.
Adolescencia
La adolescencia para la UNICEF (2021) va de los 10 a los 19 años y se divide en tres etapas temprana, media y tardía. La adolescencia representa un período de rápido crecimiento físico, cognitivo, social y emocional. Es una de las etapas de transición más significativas en la vida humana, donde se forja la identidad individual. Durante este tiempo, las relaciones y experiencias, tanto positivas como negativas, pueden tener un impacto duradero en el bienestar, el aprendizaje, el desarrollo de habilidades y la participación en las comunidades.
Así mismo, para Vera y Alay (2021) la adolescencia es una etapa que varía según las construcciones culturales y está definida por la forma en que cada cultura establece el estatus adulto, así como, por las funciones y responsabilidades que se espera los adolescentes asuman. Este proceso de aprendizaje y adaptación a las expectativas es fundamental en el desarrollo.
En la presente investigación se tomó en cuenta a la adolescencia media, la cual abarca desde los 14 hasta los 16 años, en este periodo continúa el desarrollo cognitivo, emocional y social, enfrentan desafíos relacionados con la identidad, las relaciones interpersonales, así como la toma de decisiones, pueden experimentar presiones académicas y sociales, lo que los lleva a explorar sus intereses (UNICEF, 2021).
La presente investigación se enmarcó en dar respuesta al objetivo general: Identificar la relación entre el funcionamiento familiar y los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en un grupo de adolescentes. Para ello se establecieron los siguientes objetivos específicos: 1. Describir los tipos de funcionamiento familiar, 2. Conocer el nivel de cohesión y flexibilidad en las familias, 3. Identificar el nivel de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento y 4. Detallar los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento. En la hipótesis formulada la variable independiente fue el funcionamiento familiar, mientras que la variable dependiente se estableció como el riesgo para trastornos del comportamiento.
MATERIALES Y MÉTODOS
La presente investigación se fundamentó en un enfoque cuantitativo debido a que se recogieron y midieron datos, mismos que fueron analizados estadísticamente y ayudaron a establecer patrones de comportamiento, así como, probar teorías (Hernández y Mendoza, 2018, p.6).
En cuanto al alcance, el presente proyecto es descriptivo correlacional, ya que se tuvo en cuenta la relación entre funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento, con el fin de describir, especificar sus propiedades y características. Según Hernández y Mendoza (2018) los estudios descriptivos tienen como objetivo especificar con precisión los fenómenos, variables o hechos estudiados; y los correlacionales buscan “conocer la relación o grado de asociación entre dos o más conceptos, variables, categorías o fenómenos en un contexto en particular” (pág. 105).
Así también, la investigación es de tipo transversal, debido a que según Hernández y Mendoza (2018) busca recoger datos en un tiempo y lugar únicos, con el objetivo de describir las variables en una muestra o población (pág. 176) Por lo tanto, en esta investigación se recogió los datos en un solo momento en el tiempo.
Es de un diseño no experimental, en este sentido Arias y Covinos (2021) mencionan que este no somete las variables a estímulos o condiciones experimentales, ya que no se alteró el contexto. Se tomó como referencia este diseño de investigación, debido a que no se manipuló ninguna variable, sino que, al abordar las variables funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento, se buscó entender cómo se relacionan en su estado natural, en este caso en un colegio de Quito.
La población de la presente investigación fue conformada por 150 estudiantes, matriculados a una institución educativa privada de la ciudad de Quito, cuyas edades fluctúan entre 14 a 16 años. No se utilizó muestreo, debido a que, se usó todo el universo en la presente investigación, es decir todos los adolescentes de ambos sexos entre 14 a 16 años que cumplieron con los criterios de inclusión. Teniendo como resultado 109 estudiantes.
La variable “Trastornos del Comportamiento” fue medida empleando el “Cuestionario para detección de los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes –ESPERI” este cuestionario fue elaborado en España por las fundaciones Iberdrola, internacional O’belén y Accenture en el año 2009, el cual tiene una confiabilidad de 0,92-0,93 según el coeficiente alpha de Cronbach y una validez de 0,81 en la versión del profesor. Así como 0,41 a 0,45 en las correlaciones de los mismos rasgos entre la versión de los estudiantes y del profesor según el análisis de la estructura interna, utilizando factoriales exploratorios.
En un estudio realizado en el contexto latinoamericano, la validez del instrumento fue evaluada mediante un análisis factorial confirmatorio, una técnica que permite determinar si los datos observados se ajustan al modelo teórico propuesto. Los resultados indicaron un ajuste adecuado del modelo, con un chi^2 de 2455.0 y 265 grados de libertad. Además, el cociente entre chi^2 y los grados de libertad = 1.7 reflejaron un buen ajuste.
Por otro lado, los índices relacionados con los errores del modelo también respaldaron su calidad: la Raíz Cuadrada Media de los Residuos Estándar = 0.046 y la Raíz Cuadrada Media del Error de Aproximación 0.04 se encontraron por debajo del umbral de 0.05, lo que indicó un ajuste excelente. Finalmente, las cargas factoriales de los ítems, que oscilaron entre 0.36 y 0.71, evidenciaron una relación adecuada entre los ítems y los factores medidos, según los criterios establecidos por Aquehua (2018).
Mientras que la confiabilidad se evaluó mediante la consistencia interna Omega, obteniendo puntajes en los factores de “Disocial 0.74, Pre- disocial 0 .75, Hiperactividad 0.68, Psicopatía 0.66, Inatención – Impulsividad 0.61” (Aquehua, 2018). Este instrumento permite identificar el nivel de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento mediante dos factores: Disocial e Hiperactividad - déficit de atención. La escala consta de 57 ítems tipo Likert de 5 opciones La aplicación toma un tiempo aproximado de 10 minutos, puede ser individual o colectiva autoadministrada.
La variable “Funcionamiento familiar” se midió usando la “Escala de Evaluación de la Cohesión y Adaptabilidad Familiar -FACES III” la cual en la adaptación al idioma español en el contexto latinoamericano tiene una validez de (AGFI)=0,96; índice de validación cruzada esperada (ECVI)=0,87; índice de ajuste normado (NFI)=0,93; índice de bondad de ajuste (GFI)=0,97; raíz del error cuadrático medio de aproximación (RMSEA)=0,06] mediante un análisis factorial confirmatorio (Bazo et al., 2016). Esta escala evalúa dos dimensiones básicas de la familia: Cohesión y Adaptabilidad dentro del modelo Circumplejo de David Olson y colaboradores El objetivo de este instrumento fue obtener el Funcionamiento Real de las familias. La escala está compuesta por 20 ítems tipo Likert de 5 opciones La aplicación toma un tiempo aproximado de 10 minutos, puede ser individual o colectiva, ya que es autoadministrada.
Para realizar el análisis de datos se usó estadística descriptiva, específicamente medidas de tendencia central como frecuencias y porcentajes. Por otra parte, para establecer las correlaciones entre las variables Funcionamiento Familiar y Factores de Riesgo en el Desarrollo de Trastornos del Comportamiento en Adolescentes, se utilizó la estadística analítica mediante el coeficiente de correlación Chi Cuadrado, coeficiente que se utiliza para determinar la relación entre variables categóricas, los resultados se presentaron a través de tablas.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Resultados
Los datos presentados en la Tabla 1, corresponden al objetivo general: Identificar la relación entre funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en adolescentes.
El análisis correlacional de las variables "funcionamiento familiar" y "factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento" se realizó mediante la prueba de Chi cuadrado de Pearson. Los resultados mostraron un estadístico Chi cuadrado de 69,890 con 59 grados de libertad, sin alcanzar significancia estadística (p = 0,157). Como análisis complementario, se evaluaron la razón de verosimilitud y la asociación lineal por lineal. La razón de verosimilitud arrojó un valor de 72,148, con una significancia bilateral de p = 0,117, mientras que la asociación lineal por lineal obtuvo un valor de 0,489 con p = 0,484.
Ninguna de estas pruebas indicó una asociación estadísticamente significativa. En consecuencia, se acepta la hipótesis nula, ya que, conforme a los criterios de Hernández, Fernández y Baptista (2014), para que exista una correlación significativa, el valor de significancia debe ser menor a 0,05. Por lo tanto, se concluye que no existe relación significativa entre el funcionamiento familiar y los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en adolescentes.
Tabla 1
Análisis correlacional de las variables funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento
|
Valor |
Df |
Significación bilateral |
Chi-cuadrado de Pearson |
69,890a |
59 |
0,157 |
Razón de verosimilitud |
72,148 |
59 |
0,117 |
Asociación lineal por lineal |
0,489 |
1 |
0,484 |
N de casos válidos |
109 |
|
|
Elaborado por: Fernández y Silva (2025)
En la Tabla 2, permite identificar la relación entre el funcionamiento familiar y el riesgo en el desarrollo para trastornos del comportamiento.
Se identifica que el 34.86% (38 participantes) de los estudiantes se encontró ubicado en funcionamiento familiar disfuncional y riesgo para Trastornos del Comportamiento Leve. El 30,28% (33 participantes) de los estudiantes se encontró ubicado en funcionamiento familiar disfuncional y riesgo para Trastornos del Comportamiento Normal. Por otra parte, el 1,83% (2 participantes) de los estudiantes se encontró ubicado en funcionamiento familiar disfuncional y riesgo para Trastornos del Comportamiento Severo. Así también, el 0% de los estudiantes se encontró ubicado en funcionamiento familiar funcional y riesgo para Trastornos del Comportamiento Severo.
Tabla 2
Relación entre funcionamiento familiar y riesgo en el desarrollo para trastornos del comportamiento
|
Riesgo para Trastornos del Comportamiento |
Total |
|
|||||
Normal |
Leve |
Moderado |
Severo |
|
||||
Funcionamiento Familiar |
Funcional |
10 |
7 |
4 |
0 |
21 |
||
Disfuncional |
33 |
38 |
15 |
2 |
88 |
|||
Total |
43 |
45 |
19 |
2 |
109 |
|||
Elaborado por: Fernández y Silva (2025)
Los datos presentados en la Tabla 3, corresponden al primer objetivo específico: describir los tipos de funcionamiento familiar en adolescentes. Los datos revelaron que el tipo de funcionamiento familiar mayoritariamente percibido por los estudiantes fue disfuncional, en un 80,07%, mientras que solo un 19,3% de los estudiantes perciben a sus familias como funcionales.
Tabla 3
Tipo de funcionamiento familiar
Frecuencia |
Porcentaje |
|
Funcional |
21 |
19,3% |
Disfuncional |
88 |
80,07%* |
Total |
109 |
100% |
Elaborado por: Fernández y Silva (2025)
En la Tabla 4 y 5, se responde al segundo objetivo específico: Conocer el nivel de cohesión y flexibilidad en las familias en adolescentes.
Como se puede apreciar en la tabla 4, al identificar los niveles de cohesión se encontró que la mayoría de los estudiantes, es decir el 36,7% de la muestra exhibe un nivel desligado de cohesión y tan solo el 6,4 de ellos se encuentra en un nivel amalgamado.
Tabla 4
Nivel de cohesión
Frecuencia |
Porcentaje |
|
Desligada |
40 |
36,7%* |
Separada |
39 |
35,8% |
Conectada |
23 |
21,1% |
Amalgamada |
7 |
6,4% |
Total |
109 |
100% |
Elaborado por: Fernández y Silva (2025)
Así mismo en la tabla 5, al identificar los niveles de flexibilidad se reportó que la mayor parte de estudiantes, es decir el 47,7 % de la muestra presentaba un nivel caótico, y tan solo el 10,1% rígida.
Tabla 5
Frecuencia |
Porcentaje |
|
Rígida |
11 |
10,1% |
Estructurada |
23 |
21,1% |
Flexible |
23 |
21,1% |
Caótica |
52 |
47,7%* |
Total |
109 |
100% |
Elaborado por: Fernández y Silva (2025)
Por otro lado, se puede observar la Tabla 6, el argumento al tercer objetivo específico: Identificar el nivel de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en adolescentes.
Al identificar los niveles de los Factores de Riesgo en el Desarrollo de Trastornos del comportamiento se reportó que, la mayor parte de estudiantes, es decir el 41,3% de la muestra presentó un nivel de riesgo leve en el Desarrollo de Trastornos del Comportamiento y tan solo el 1,8% de ellos se encontraba en un nivel severo.
Tabla 6
Nivel de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento
Nivel de riesgo |
Frecuencia |
Porcentaje |
Normal |
43 |
39,4% |
Leve |
45 |
41,3%* |
Moderado |
19 |
17,4% |
Severo |
2 |
1,8% |
Total |
109 |
100% |
Elaborado por: Fernández y Silva (2025)
Además, en referencia al último objetivo específico en la Tabla 7: Detallar los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en adolescentes.
Al identificar los factores de riesgo en el desarrollo para trastornos del comportamiento en el factor de riesgo Disocial se reportó que la muestra presentaba un 99,1% de riesgo bajo, mientras que solo un 0,9 % presentó riesgo alto. Por otro lado, en el factor de riesgo Hiperactividad- Atención un 88,1% presentó riesgo bajo mientras que solo un 11,9% presentó riesgo alto.
Los resultados globales del cuestionario ESPERI reflejan que el riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento en adolescentes es mayormente bajo en ambas categorías evaluadas, siendo más destacado el bajo riesgo para el factor "Disocial".
Tabla 7
Factores de riesgo en el desarrollo para trastornos del comportamiento
Riesgo |
Frecuencia |
Porcentaje |
Factor de riesgo |
Riesgo |
Frecuencia |
Porcentaje |
|
Disocial
|
Bajo |
108 |
99,1%* |
Hiperactividad – Atención |
Bajo |
96 |
88,1%* |
Alto |
1 |
0,9% |
Alto |
13 |
11,9% |
||
Total |
109 |
100% |
|
|
109 |
100 |
Elaborado por: Fernández y Silva (2025)
Discusión
En la presente investigación se obtuvieron los siguientes resultados significativos: el 80,07% de los estudiantes perciben un funcionamiento familiar disfuncional; el 36,7% exhibe un nivel desligado de cohesión y el 47,7% un nivel caótico de flexibilidad. Además, se ha reportado que el 41,3% de la muestra presenta un nivel total de riesgo leve en los Factores de Riesgo en el Desarrollo de Trastornos del Comportamiento; un 99,1% presento un riesgo bajo para el factor Disocial y un 88,1% un riesgo bajo para el factor Hiperactividad-Atención. Se ha concluido que existe un coeficiente de relación de 69,89a y un valor de significación bilateral de 0,157.
Lo cual indica que según los hallazgos de este trabajo de investigación, no existe relación entre funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento, ya que se evidencia que la mayoría de familias son disfuncionales, sin embargo, los niveles de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento son bajos, lo cual difiere de las investigaciones llevadas a cabo por Vera y Alay (2021) cuyos resultados indican que la violencia familiar influye en la conducta de los adolescentes, quienes reproducen el daño psicológico en otros entornos sociales y tienen mayor riesgo de desarrollar trastornos de conducta. Así también Briones y Cedeño (2019) en su investigación encontraron que los conflictos familiares inciden de forma negativa en el comportamiento de los niños.
En cuanto al tipo de funcionamiento familiar que perciben los estudiantes, se identifica que mayoritariamente consideran a sus familias como disfuncionales con un 80,07%, lo cual difiere de lo encontrado en las investigaciones realizadas por Viteri et al. (2019) y Terranova et al. (2019). Viteri et al. (2019) encontraron que la mayoría de la muestra, un 57%, percibe a su familia como funcional, un 2,7%, como disfuncional e identificó malestar con la dinámica de roles. Así también, Terranova et al. (2019) encontraron que la funcionalidad familiar percibida fue 29,63% funcional, 37,03% moderadamente funcional, mientras que un 25,92% disfuncional y un 7,41% severamente disfuncional.
Así también en cuanto al nivel de cohesión y flexibilidad que presentan las familias se encontró que la mayoría de los estudiantes, es decir el 36,7% de la muestra exhibían un nivel desligado de cohesión y tan solo el 6,4 de ellos se encontraban en un nivel amalgamado. Mientras que al identificar los niveles de flexibilidad se reportó que la mayor parte de estudiantes, es decir el 47,7 % de la muestra presentaba un nivel caótico, y tan solo el 10,1% rígida. Esto concuerda parcialmente con los resultados de la investigación realizada por Gallegos et al. (2016) donde se observó que la cohesión en los hombres tuvo un promedio de 15,28, mientras que las mujeres un 14,07 correspondiendo ambos al nivel desligado. Sin embargo, en cuando a la adaptabilidad, se encontró que en los hombres tuvo un promedio de 14,73, mientras que las mujeres un 13,50 correspondiendo ambos al nivel rígida.
Por otro lado, según los hallazgos de la presente investigación, el nivel de los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento que predomina es el nivel leve, con un 41,3% de la muestra y solo el 1,8% de ellos se encontraba en un nivel severo. Lo cual concuerda con lo encontrado en el estudio llevado a cabo por Rodas et al. (2023) donde se muestra que el 39,8% presentó riesgo, mientras que solo un 11,9% presentó una alteración de la conducta. Sin embargo, difiere del estudio realizado por Cabrera et al. (2020) donde encontraron que un 54,8% de los adolescentes reportan problemas de conducta.
Finalmente, en referencia a los factores de riesgo en el desarrollo para trastornos del comportamiento se reportó que la muestra presentaba un 99,1% de riesgo bajo para el factor Disocial, y un 88,1% de riesgo bajo para el factor Hiperactividad- Atención. Lo cual difiere de los resultados encontrados en los estudios llevados a cabo por Rodas et al. (2023) y Solórzano et al. (2016). Rodas et al. (2023) en su investigación encontraron que el 75% corresponde a la categoría ansiedad, un 20,84% a agresividad y solo un 4,16% a déficit de atención. Así también Solórzano et al. (2016) encontraron como principales factores robos, comportamiento agresivo, fraude, violaciones graves de reglas, peleas entre pares y rebeldía.
CONCLUSIÓN
En base a los resultados obtenidos en el estudio de las variables: Funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento es posible determinar las siguientes conclusiones:
Se evidenció que no existe una relación entre funcionamiento familiar y factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento, ya que la mayoría de familias son disfuncionales, sin embargo, los niveles de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento son bajos, esto pasa debido a que si bien existe un mal funcionamiento familiar están presentes otros factores protectores como modelos a seguir positivos, el apoyo de maestros o mentores y redes de apoyo entre sus pares que contrarrestan los efectos negativos del mal funcionamiento familiar.
En lo que se refiere a los tipos de funcionamiento familiar se logra identificar que la mayor parte de los estudiantes perciben a sus familias como disfuncionales, lo que podría deberse una comunicación deficiente, falta de límites y apoyo emocional, además de dificultad a la hora de ejecutar roles y reglas en la familia.
Por otro lado, en lo que se refiere al nivel de cohesión y flexibilidad en las familias se identificó que la mayoría de los estudiantes exhibían un nivel desligado de cohesión, lo que indica que la familia muestra una falta de unión y conexión entre sus miembros. Esto podría manifestarse en una sensación de desconexión emocional, falta de apoyo mutuo, y una ausencia de vínculos fuertes entre los miembros de la familia, lo que puede afectar su funcionamiento; Además, el nivel de flexibilidad reportó que la mayor parte de estudiantes presentaba un nivel caótico, lo cual indica que la familia muestra un alto grado de desorganización, confusión y falta de estructura en su funcionamiento. Esto podría manifestarse en una dinámica familiar desordenada, dificultades para establecer rutinas o roles claros, y una sensación general de descontrol en el hogar.
Así también, en cuanto al nivel de los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos del comportamiento de acuerdo con el análisis de los resultados se evidenció que el nivel más predomina es el nivel leve, lo cual indica que los adolescentes evaluados muestran síntomas de trastornos del comportamiento, pero en un grado considerado como leve. Esto podría deberse a la influencia de otros factores protectores diferentes al funcionamiento familiar funcional como la presencia de modelos a seguir positivos, el apoyo de maestros o mentores y redes de apoyo entre sus pares.
Por último, en referencia a los factores de riesgo en el desarrollo para trastornos del comportamiento se logra identificar que la mayoría de la muestra presentó un riesgo bajo para el factor Disocial y para el factor Hiperactividad- Atención. Esto indica que, aunque los adolescentes perciben un alto nivel de desorganización en el entorno familiar, en otros ámbitos como el colegio y sus grupos de amigos, están experimentando límites claros que les impiden involucrarse en comportamientos delictivos. Así como metodologías apropiadas en los salones de clase que facilitan que los adolescentes se concentren y presten atención.
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS
Acevedo, L., y Vidal, E. (2019). La familia, la comunicación humana y el enfoque sistémico en su relación con la esquizofrenia. MEDISAN, 23(1), 131-145. http://scielo.sld.cu/pdf/san/v23n1/1029-3019-san-23-01-131.pdf
Aquehua, C. (2018). Confiabilidad y validez de las puntuaciones del Cuestionario ESPERI de Transtornos del Comportamiento en Adolescentes escolarizados en S.J.L. https://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/2999998
Arias, J., y Covinos, M. (2021). Diseño y Metodología de la investigación. Enfoques Consulting Eirl. http://repositorio.concytec.gob.pe/bitstream/20.500.12390/2260/1/Arias-Covinos-Dise%c3%b1o_y_metodologia_de_la_investigacion.pdf
Bazo, J., Bazo, O., Aguila, J., Peralta, F., Mormontoy, W., y Bennett, I. (2016). Propiedades psicométricas de la escala de funcionalidad familiar FACES-III: Un estudio en adolescentes peruanos. Rev Peru Med Exp Salud Publica, 33(3), 462-470. https://doi.org/10.17843/rpmesp.2016.333.2299
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Los autores no refieren conflictos de intereses
[1] Psicóloga Infantil y Psicorrehabilitadora, Universidad Central del Ecuador, Ecuador. Email: kffernandez@uce.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6919-0020
[2] Maestro en Psicología Clínica mención en Terapia de Niños y Adolescentes, Universidad Central del Ecuador, Ecuador. Email: crsilva@uce.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9004-0695