LA RECONSTRUCCION NACIONAL
Continuidad y profundización de
la política anticrisis
El crecim iento experim entado por la econom ía ecuatoria
na en la década del setenta al influjo de la explotación petrole
ra de la región oriental que rep ortó al erario nacional grandes re
cursos financieros; de form a alguna se m aterializó en el mejora
m iento del nivel y condiciones de vida de la población ecuato
riana. Mas bien ese crecim iento cu antitativ o de la econom ía
se tradujo en la situación de crisis actual con la am pliación de
la dependencia de la econom ía respecto del capital financiero
internacional; m ayor anarquización de la estru ctura productiva
(subordinando la agricultura y la industria al com ercio exterior)
y la profundización del desequilibrio social, cargando sobre los
sectores populares m ayorm ente el costo social de la crisis; por lo
cual, en térm inos reales, se han deteriorado las condiciones de
vida de am plios sectores de la población ecuatoriana en benefi
cio de los sectores oligárquicos (comerciantes; industriales y
banqueros) vinculados al capital internacional.
El gobierno anterior al diagnosticar la crisis, reconoció co
mo su causa fundam ental a la crisis internacional que afecta al
mundo capitalista; en ta n to que sectores empresariales paradig
mas de la derecha política, situaron la causa de la crisis en la po
lítica económ ica del gobierno señalando que éste con mala fe
había provocado la ruina nacional por lo que ya en la perspec
tiva de la contienda electoral acuñaron el térm ino de la re
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construcción nacional como el objetivo del gobierno para el
caso de llegar al poder en 1984.
En concordancia con su diagnóstico, la política anticrisis
del anterior gobierno tuvo su eje central en el c o ntinuo deterio
ro del pod er adquisitivo de los salarios en beneficio de la man
tención y am pliación de las altas tasas de ganancia que en la dé
cada del setenta obtuvieran los empresarios exportadores y ban
queros (fundam entalm ente) así como en beneficio de los deu
dores y acreedores en m oneda extranjera. En ese marco se ins
cribieron entre otras, las políticas de:
Maxidevaluación y las minidevaluaciones diarias, que a-
fectaron el poder adquisitivo de los salarios propiciando el con
tin u o crecim iento de ios precios de bienes y servicios en gene
ral.
La austeridad en el gasto público, por la que se lim ita
ron y paralizaron los program as de desarrollo social con el con
secuente efecto negativo en la distribución del ingreso nacional
y el desm ejoramiento del nivel de vida de amplios sectores de la
población.
La sucretización de la deuda externa privada, por la que
al asum ir el Banco Central la deuda se trasladó al pueblo la carga
que significan el diferencial cam biario y la elevación de la tasa
de interés en los EE. UU.; solventando así la crisis de empresas
privadas y aún de personas naturales endeudadas en dólares, sin
conocerse siquiera la utilización de dichos créditos.
La congelación salarial, aparentem ente interru m pida con
tibias mejoras concedidas a títu lo de com pensación de los efec
tos provocados p or otras m edidas adoptadas (increm ento de
precios y elim inación de subsidios) y que de form a alguna, di
chas com pensaciones, fueron consecuentes ni con la elevación
del costo de la vida que generaban las medidas que se preten
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dían com pensar, ni con la mantención del poder adquisitivo de
los salarios a Enero de 1980 en que el salario m ínim o vital de
S/.4.000 perm itía financiar el gasto m ínim o de la canasta fam i
liar de los trabajadores.
Alzas en precios de productos básicos, eliminación de
subsidios en algunos de ellos y el descontrol en los precios, lo
que posibilitó el m antenim iento de una elevada tasa inflaciona
ria (22.6 o/o en Agosto de 1984) y el traslado de su peso a la
población agravando así sus condiciones de existencia.
A partir de Agosto y con la asunción al poder por parte del
gobierno de la reconstrucción nacional propugnador del Si
se pu ede solucionar la crisis con la adopción de medidas con
trarias a las del gobierno anterior (causante de la crisis); la ges
tión de gobierno ha revelado la carencia de un programa econó
mico así como la ausencia del cambio de tim ó n en las medidas
adoptadas las mismas que han ratificado y profundizado las m e
didas económ icas del an terior gobierno.
En efecto, para recon stru ir la econom ía se han adoptado,
entre otras, las siguientes m edidas:
La unificación del tipo de cambio a S/. 66.5 para la com
pra y S/. 67.85 para la venta; el traslado de todas las operacio
nes al m ercado libre de intervención del Banco Central, con ex
cepción de las exportaciones de petróleo, im portaciones de pro
ductos básicos, deuda externa ya desem bolsada y repatriación
de utilidades ya realizadas; medida que significó en realidad, una
devaluación m onetaria equivalente a 600 días de minidevalua
ciones diarias de 5 ctvs. y que indudablem ente incentivó el cre
cimiento de los precios, deteriorando significativamente el po
der adquisitivo de los salarios a la vez que constituyó un benefi
cio adicional de diez m illones de sucres para los exportadores.
La política de precios reales esgrimida com o opción
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contraria a la de los precios p olíticos del gobierno an terior (ex
presada en una con tin ua elevación de los precios de bienes y
servicios) y que con el objetivo de incentivar a los productores
se concretó en la liberación de precios m áximos para más de 30
pro ducto s de consumo popular (manteca; llantas, aceite, etc) así
com o en la fijación de precios m ínim os de sustentación para 19
pro ductos y la libre fijación de precios para los productores de
cem ento y hierro. Esta p olític a no es más que la intensificación
de la inflación m anifestada en el desbande de los precios en ge
neral, que han llevado de S/.18,0 a S/. 28,0 la libra de arroz y
de S/.93,0 a S/.120 la libra de carne, para citar dos ejem plos; y
que se evidencia claram ente en el increm ento de S/. 3.891 en el
gasto m ínim o necesario para satisfacer la canasta familiar que
desde S/. 16.562 en julio de 1984 ha variado a S/.20 .45 3 en
m arzo de 1985, por lo que el salario m ínim o m ensual prom e
dio de S/. 10.600, que en julio financiaba el 64o/o de la canas
ta fam iliar, en Marzo sólo financia el 52o/o de dicho gasto.
La p olítica salarial ajustada a la austeridad de la caja
fiscal, se ha ratificado en las m ínim as alzas, con la fijación in
constitucional de un salario m ínimo vital de S/. 8.500 (a p artir
de m arzo de 1.985) en abierta contradicción con el juram ento
electorero de contin uos reajustes salariales en función de la
tasa inflacionaria vigente .
La am pliación de los plazos para créditos de estabiliza
ción (sucretización de la deuda externa privada ) en iguales con
diciones en que se efectuó la sucretización, que significa la p ro
fundización de la po lítica de defensa del capital del anterior go
bierno.
El establecim iento de tres cotizaciones para el dólar
(oficial, libre de intervención del Banco Central y libre lib re )
adicionado a las medidas para desincentivar el contrabando; pa
go de reem bolsos atrasados; lim itación de las tenencias de dóla -
res en los bancos, etc., han configurado presiones alcistas en el
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tipo de cambio libre y el auge de la especulación llevando al dó
lar a bordear los 130 sucres y luego m ostrarse casi indiferente a
las medidas de control que se adoptan.
La elevación del precio de la gasolina por encima de su
costo real a pretexto de elim inar el contrabando y con miras a
increm entar los ingresos fiscales.
En fin el m anejo m onetarista de la econom ía, ante la au
sencia de u n program a económ ico de gobierno, se ha circunscri
to en la adopción de m edidas coyunturales erráticas (liberación
de aranceles; elevación del encaje bancario; concesión de cartas
de crédito confirm adas por parte del Banco Central; elevación
de tasas de interés, la lim itación de la tenencia de dólares en la
banca privada, etc.) que han llevado a la econom ía de la liqui
dez a la ¿liquidez provocando una casi paralización de las activi
dades productivas.
La m oralización de la gestión pública, esgrimida como bas
tión del régimen, en el m ejor de los casos tiene efecto superfi
cial en cuanto no está inscrita en el ám bito de un a política eco
nómica dirigida a afectar los problem as estructurales de la eco
nomía inherentes a la necesaria redistribución de la riqueza en
la población ecuatoriana, lo cual difiere significativamente de la
redistribución de cargos y canon fías en la adm inistración p ú
blica. ú
Finalm ente la no diferenciación, por parte del Ejecutivo,
be la cam paña electoral y el ejercicio del gobierno, ha conduci
do al país a un clima de tensión política en que precisamente
k confianza no es aliada del régim en. Violaciones a la liber
a d de prensa, a la a utonom ía m unicipal, han hecho su apari-
C1°n en el horizonte político m atizado con una estrategia de-
Seftabilizadora del Congreso y el desconocim iento de la F un
ciónJudicial, inmersas en una publicitada defensa de la Consti-
lon mas allá de las norm as constitucionales; lo que constitif-
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