Pedro Gual y la soberanía
nacional del Ecuador
Por: Ledo. Elias Moz Vicuña
El año de 1983 se cumplió el Bicentenario del nacim iento
de una serie de personalidades, y en realidad es el Bicentenario
de to d a una generación heroica que com batió por la indepen
dencia de la América antes Colonia Española.
Hemos celebrado el Bicentenario del nacim iento de Bolí
var, hem os celebrado el Bicentenario del nacim iento de Roca-
fuerte, hemos celebrado el Bicentenario del nacim iento del Co
ronel Manuel Echeandía, Comisario de Guerra de Bolívar, he
mos celebrado tam bién el Bicentenario del nacim iento del Dr.
Pedro Gual, Canciller de la Gran Colombia, pero éstos no son si
no los Jefes, las figuras sobresalientes, las figuras destacadas.
En realidad son miles y miles de personas que com batieron por
la independencia. El Gral. Eloy Alfaro cuando se dirigió en
1896^ a la Reina de España solicitándole la independencia para
Cuba expresó que la G uerra de la Independencia le hab ía signi
ficado a Colom bia, es decir a la Gran Colombia, 200.000 m uer
tos, la pérdida de to d a la riqueza pública y p r i v a d a y p á -
ra E s p a ñ a l a p é r d i d a d e t o d o su comercio con A-
mérica. Este planteamiento de Eloy Alfaro nos indica la Indepen
dencia com o la enorm e Gesta, la más profunda y radical que s e
ha realizado en América Española, un levantam iento por 16 a -
ños para lograrla; y nosotros no debemos tom a r en estas figuras
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sino simplem ente a los Jefes, a los tipos, a los sím bolos de esa
gran Gesta. Centenares de miles sucumbieron en los campos de
batalla, en las masacres, en las hecatombes, centenares y miles
quedaron inválidos, tullidos para darnos independencia y es eso
lo que debem os tener presente antes que las figuras principales.
Si las figuras principales valen es porque representan los senti
m ientos de esa gran masa, porque fueron quienes supieron in
terp retar el deseo de lucha, el esp íritu de com bate de esas gran
des masas. /
El L ibertador Sim ón Bolívar, en una carta dirigida a su
tío Esteban Palacios desde el Cuzco, en 1825, le dijo: Que él no
era sino un ser afortunado, que la libertad no se debía a él, se
debía al sacrificio de sus compatriotas, de sus parientes y de sus
amigos, es decir, se debía a las masas populares, a las grandes
masas en Am érica Española y no a la persona individual del Li
bertador o de los otros Jefes.
Y una de las figuras que colaboró y contribuyó para que
el Libertador pudiera encabezar esas gestas fue el Dr. Pedro
Gual.
El Dr. Pedro Gual alguna vez fue definido por el Vicepre
sidente Gral. Santander como una cabeza creada para organizar
las relaciones entre los países hispanoamericanos. No hay en t o
da la América Española otra figura que com o Gual haya tenido
su profunda capacidad diplom ática, para dejar sentada las bases
de las relaciones y del derecho hispanoamericano. Y son gentes
como él los que en todos los otros órdenes hicieron posible el
triu n fo de la independencia junto con los miles y miles de com
batientes.
Pedro Gual, com o sucede con m uchas figuras, es relativa
m ente poco lo que se le conoce y lo que se recuerda de él. Ape
nas en el Ecuador hay una calle que por accidentes circunstan
ciales es una de las principales de Portoviejo. Hay otra calle a-
qu í en Guayaquil, en la ciudadela Bolivariana. El homenaje que
le han rendido colocando su retrato aquí en el Paraninfo de la
R E VI S T A D E L A U N IVE R S I D A D D E G U AY A Q U I L
*
Universidad, junto con todos los pensadores que han construi
do el ideal hispanoamericano. Se ha dictado un decreto de par
te del Gobierno Nacional, lam entablem ente con un par de i-
nexactitudes en el que se resuelve colocar una placa en esta ciu
dad, recordando los hechos del Dr. Pedro Gual. Placa que t o
davía no se coloca. Y así no tenem os más m em oria del Dr. Pe
dro Gual, a pesar de que la Convención Nacional de 1843 lo
declaró ciudadano benem érito del Ecuador, le fijó una pensión
vitalicia equivalente al sueldo de un Ministro de Estado, pensión
que por supuesto nunca se le pagó: y esto es todo con respecto
a lo que se m antiene de la m em oria del Dr. Pedro Gual.
El Dr. Pedro Gual, fue nom brado Canciller de Colombia,
es decir, de la Gran Colombia, inm ediatam ente después del gran
Congreso de Cúcuta de 1821 en el cual se dictó la constitución,
y en esa constitución dictada m ientras Pedro Gual era D iputado,
se recogió el pensamiento de Bolívar de que en las relaciones a-
mericanas debía regir, en lo que se refiere a lím ites, el Uti Possi-
detis Juris de 1810. ¿Qué significaba el Uti Possidetis Juris?
Significaba que España al organizar los V irreynatos, las Capita
nías Generales, las Presidencias, las Audiencias, etc., hab ía esta
blecido lím ites; y, concretam ente, al crear la Real Audiencia y
Presidencia de Quito en 1563 había establecido que los lím ites
de la Real Audiencia y Presidencia de Q uito eran los del antiguo
Reino de Q uito, es decir, se nos daba la circunstancia de que no
solam ente se fijaban lím ites sino que se reconocía que nuestro
país era una entidad histórica nacional, no era sim plem ente una
medida de carácter adm inistrativo sino que era una m edida de
carácter históriconacional, se reconocía que el Ecuador exis
tía desde siglos atrás, es decir, Q uito. (Quito y Ecuador quieren
decir exactam ente lo m ismo, sino que lo uno es en idioma cha-
fique y el otro es en idioma latino).
El hecho de reconocer el Uti Possidetis Juris que en el ca
so del Ecuador va acompañado del hecho jurídico del ancestro
nacional e histórico, debía sentar en América Latina la base de
finitiva, para no ten er conflictos entre unos países y otros, des
graciadamente hubieron países como el Brasil y com o el Perú
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que reconocían el U ti Possidetis pero no en lo jurídico sino el
Uti Possidetis de facto o sea de hecho. R econocían el Uti Possi
detis, pero en cuanto estuvieran m antenidas las posesiones en
el m om ento de establecer los lím ites y ese el origen de tantas
situaciones conflictivas. El Dr. Pedro Gual conocía profu n d a
m ente la historia y la realidad de nuestros países, por eso cuan
do él com o Canciller Ministro de Estado, se dirige al Municipio
de Q uito, aceptando el hecho de que Quito, el 29 de Mayo de
1822 resolviera incorporarse a la Gran Colom bia le reconoce la
calidad del pueblo prim ogénito en la carrera de la independen
cia del Sur y que jamás tendrá m otivo de arrepentirse, de ha
berse unido estrecham ente al resto de sus hermanos. Es decir,
oficialm ente a nom bre de la Gran Colombia reconoce don Pe
dro Gual que Q uito es el prim ogénito, el que inició la carrera
por la independencia en la América del Sur y así mismo cuando
se acepta el hecho de que el Ecuador se incorpore a la Gran Co
lom bia, se dicta un Decreto firm ado por don Pedro Gual, don
de dice:
Se declara al p u eblo de la anti
gua presidencia de Quito bene
mérito de la Patria, p o r el celo
que ha m anifestado por ella y ,
por el interés que to m ó en hon
rar y prem iar a sus libertadores.
Es decir, no es que se nos reconoce a nosotros solamente
una situación de hecho ni una situación de derecho, sino que se
nos reconoce a nosotros una tradición histórica, un nacionalis
m o histórico, form ado desde tiem pos inmemoriables, consagra
do por la legislación española, confirm ado por ser el primer
país que se levantó por su independencia y declarado beneméri
to de la Gran Colombia.
El Perú ante esta situación cuando tuvo que negociar el
problema de lím ites con Colombia evadió la resolución del a-
sunto, en 1822 no quiso poner en el Tratado ninguna referen
cia a lím ites.
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En 1823, cuando ya el L ibertador Simón Bolívar era lla
m ado por el Perú para que lo dirija com o Jefe Suprem o dicta
dor con to dos los poderes absolutos, sin embargo, allí cuando
el Dr. Jo a q uín Mosquera pasó por el Perú y volvió a negociar
los lím ites, el Perú no pudiendo eludir el deja constancia de e-
sos lím ites, sim plemente dijo lo siguiente: <Ambas partes reco
nocen por lím ites de sus territorios respectivos, los mismos que
ten ían en el año de 1809 los exVirreynatos de Perú y Nueva
G ranada= .
De acuerdo con esto el Perú no solamente reconocía la si
tuación de 1810 com o había venido proclamando Bolívar sino
aún más de 1809, pero esto era una simple declaración, lo que
quería don Pedro Gual era que se fijen los lím ites y com o el
Perú se había negado a fijar los lím ites, don Pedro Gual repre
sentando al Gobierno de Colombia se negó a ratificar este Tra
tado. Se negó en estos térm inos:
Tengo la honra de participar a Ud.
que puesto en conocim iento del Cuer
po Legislativo el Tratado de lim ites
entre la República de Colombia y la
del Perú, concluido en Lima, po r los
Plenipotenciarios de ambas partes, el
18 de Diciembre del año pasado, no
ha creído conveniente prestarle su a-
probación. E ste proceder franco tiene
po r funda m e n to principal el deseo de
conservar sólida y perm anentem ente
las relaciones de am istad y buena co
rrespondencia que felizm e n te existen
entre ambas Repúblicas, p o r m edio
de tratados o Convenciones positivas
y term inantes.
Pedro Gual sostiene que un Tratado de lím ites que sim ple
m ente declare el reconocim iento del Uti Possidetis Juris de^
1 809 no es una cosa positiva y term inante y por eso le niega la
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R E VI S T A DE L A U N IV E R S I D AD D E G U A Y A Q U I L
que los Delegados del Perú difieren totalm ente del pensamiento
de Bolívar; en buenos térm inos los Delegados del Perú burlan
el pensam iento de Bolívar. I Gual le dirige una comunicación al
Libertador, donde le dice:
Es preciso confesar a Ud. m i querido
Presidente, que mucha fu e nuestra sor
presa al descubir, lo que dijeron aque
llos señores y , p o r algunos fragm entos
de sus nuevas instrucciones, que tuvie
ron la bondad de leemos: . . . =
Es decir, tenían instrucciones distintas de las dadas por el
Libertador:
. lo. Que el Perú solamente desea
contraer una alianza defensiva con los
Estados americanos.
2o. Que el contingente del Perú se
en tropa o dinero, en caso de ataque.
3o. Que si este contingente consiste
en tropas, con respecto a Colombia
particularmente, éstas no podrán ir
más allá del R ío Mayo.
4o. Que este contingente se siempre
en dinero, cuando se trate de auxiliar
a Méjico, la A m érica Central y toda a-
quella parte de Colombia, fuera de la
de que se ha hablado arriba.
5o. Que el Perú no se presta al estable
cim iento de una marina federal am e
ricana.
6o. Que no se presta tam poco a cele
brar tratados de com ercio con noso
tros, mientras su Congreso no dicte las
bases.
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R E VI S T A D E L A U N IV E R S I D AD D E G U A Y A Q U I L
lo. Que tampoco se presta, al tratar
con los Estados americanos, a estable
cer entre todos aquellas reglas saluda
bles que ha sancionado la civilización
moderna y , el abandono de las m áxi
mas bárbaras que introdujo el feu d a
lismo y las cruzadas en las leyes de las
naciones, porque el Consejo de Go
bierno ha concebido la absurda idea
de que aquí se pretende que las reso
luciones de la Asamblea americana
sean obligatorias a■ todas las p o te n
cias del universo.
8o. Que con respecto a los Estados U-
nidos y al Brasil, el Perú no quiere tra
tar con ellos, a m enos que entren en
la liga americana.
9o Que el Perú, en fin, se reserva tra
tar de lím ites con Colombia, en Li
m a.
Es decir, se niega a tra ta r de lím ites y se niega a negociar
con los EE. UU. como un país extraño sino que exige que inte
gre al Congreso A nfictiónico de Panamá.
Ahora bien, m i estimado Presidente,
¿cómo se posible que estos señores
se entiendan con los Plenipotenciarios
de Colombia? Colombia desea:
lo. Aliarse fuerte m e n te con los Esta
dos americanos, para ofender a sus e-
nemigos y , defenderse de sus asechan
zas.
2o. Establecer al efecto un contingen
te de tropas respetables o su equiva
lente.
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R E VI S T A DE L A U N I V E R S ID AD D E G U AYA Q U I L
3o. Estipular con sus aliados un con
tingente en dinero o crédito, que es
lo m ismo, para establecer una marina
federal americana, que de movilidad
a las tropas de la confederación, ad
quiera la superioridad m arítim a sobre
los espartóles, ponga a las colonias que
les quedan en una absoluta incom uni
cación y, los confines enteram ente a
sus guaridas peninsulares.
4o. Elacer un tratado general de co
mercio, conform e a los principios de
la civilización moderna.
5o. Hacer una Convención consular
que ponga a sus cónsules en estado de
proteger las especulaciones de nues
tros compatriotas.
6o. Declarar a los traficantes de ne
gros de Africa bajo su pabellón, y el
de sus aliados, incursos en el crimen
de piratería convencional americana
y sujetos a la jurisdicción del captor.
7o. Tratar ahora con los Estados Uni
dos y el Brasil como potencias neu
tras, para abrir asi el camino a otro
estado de cosas, si las circunstancias
lo exigiesen.
Pero en esa Carta, Pedro G ual se hab ía olvidado de trata r
de los lím ites, sim p lem e n te los h a b ía señalado y en una carta
p o sterior le dice:
A y e r tuve el placer de escribir a Ud.
con alguna extensión. Olvidé, sin em
bargo, hablar a Ud. de un p u n to de
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
bastante importancia para Colombia:
el arreglo de sus lím ites com o Ud.
sabe p rofu ndam ente cuánta ha sido
en los años pasados la repugnancia de
ese país a tratar de esta materia con
nosotros y , lo que pasó en las sesiones
secretas del Congreso peruano en
1822. E sto debe inducirnos a procu
rar que esta cuestión se decida lo más
pronto posible, para no quedar des
pués expuestos a m il controversias de
sagradables.
Había m otivos, había razones para que suceda como en e-
fecto sucedió que el Congreso Anfictiónico de Panamá, la más
sentida aspiración de Bolívar fracasara, por la actitud en lo refe
rente a los lím ites del E cuador con el Perú, digamos de Colom
bia con el Perú, y por otros m otivos que son ajenos a esta Con
ferencia.
Esto sucedió en 1826, el Dr. Pedro Gual m archó a México
a trata r de buscar la ratificación de los Convenios firm ados en
Panamá. El único país que los ratificó fue Colombia. El Perú y
los demás países del Congreso se negaron. Allí en México don
Pedro Gual se encontró con Vicente Rocafuerte que era su vie
jo amigo, que tenía relaciones con él y, un buen d ía don Pedro
Gual se vino para el Ecuador, en esa época form ábam os parte
de Colom bia. Llegó a Guayaquil en Mayo de 1829 y el Sr. Dr.
Pedro Gual apenas llegó a Guayaquil fue apresado por el ejérci
to peruano, porque Guayaquil hasta julio de 1829 estuvo en
poder del Perú. El Libertador que después de la victoria de Tar-
qui en Febrero de 1829, había abierto la campaña de Buijo exi
gió la libertad del Dr. Pedro Gual. El Dr. Pedro Gual fue liberta
do y cuando el Perú abandonó Guayaquil se iniciaron las con
versaciones para establecer el Tratado de paz entre Colombia y
el Perú. El Libertador lo nom bró Delegado de Colombia al Dr.
Pedro Gual, fue el único Delegado de Colom bia, el Perú nom bró
al Sr. José Larrea y Laredo. Aquí en la ciudad de Guayaquil,
discutieron el Tratado de Paz y Am istad; el Tratado se discutió
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
y firm ó en condiciones de que había sido derrotado el P e r ú en
Tarqui, estando el L ibertador con una cam paña abierta frente
a Guayaquil, habiéndose visto obligado el Perú a desocupar
Guayaquil, habiéndose producido en el Perú una revolución que
derrocó al Presidente José Lam ar y habiendo subido al poder
gente que se llam aba bolivariana y que incluso lo invitaban al
Libertador en esos días para que fuera a ser dictador perpetuo
del Perú; el Delegado de ese nuevo G obierno y en esas circuns
tancias todavía se atrevió a plantear que no se discuta el proble
ma de lím ites, que en el m ejor de los casos se nom brara una
Comisión para que discuta el problem a de los lím ites segura
m ente en form a indefinida. Pero el Dr. Pedro Gual fue term i
nante y sin m ayor argum ento procedió a escribir el te x to que
debía constar en el Tratado sobre lim ites. El Delegado perua
no en la sesión siguiente dijo que había m editado profundam en
te sobre lo que h abía dicho el Dr. Pedro Gual y que había re
suelto que su proposición, es decir, la del Delegado peruano e-
ra impráctica, inconveniente y que h abía que aceptar la propo
sición del Delegado colom biano. En esa form a fue firm ado el
Tratado de Colom bia y el Perú.
Y es interesante señalar que después de la Batalla de Aya-
cucho, es decir, en 1825 y 1826 oficiales españoles y patriotas
en Comisión M ixta había hecho un mapa de los lím ites entre el
1 Virreynato del Perú y el de la Nuevo Granada, como quien di- >
ce tratand o ellos tam bién de contrib u ir a que las cosas queden
en orden, de tal manera que habiendo de p or m edio ese docu
m ento la form ulación de los lím ites debía ser absolutamente
sencilla.
Don Pedro Gual hizo aprobar en ese tratado de 1829 las
siguientes cláusulas:
A R TIC U LO V . Am b as partes reco
nocen p o r lím ites de sus respectivos
territorios los m ism os que tenían an
tes de su independencia los antiguos
Virreinatos de Hueva Granada y el
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUI L
Perú, con las solas variaciones que ju z
guen conveniente acordar entre sí, a
cuyo efecto se obligan desde ahora a
hacerse recíprocamente aquella# cesio
nes de pequeños territorios que con
tribuyan a fijar la linea divisoria de li
na manera más natural, exacta y ca
paz de evitar com petencias y disgus
tos entre las autoridades y habitantes
de las fronteras.
A fin de obtener este últim o resulta
do a la m ayor brevedad posible, se ha
convenido y conviene aquí expresamen
te en que se nombrará y constituirá
p o r ambos gobiernos una comisión
compuesta de dos individuos p o r ca
da República, que recorra, rectifique
y fije la linea divisoria, conform e a lo
estipulado en el artículo anterior. Es
ta comisión irá poniendo, con acuer
do de sus gobiernos respectivos, a ca
da una de las partes en posesión de lo
que le corresponda, a medida que va
y a reconociendo y trazando dicha li
nea, comenzando desde el río T u m
bes en el Océano Pacífico .
Como to d os sabemos al año siguiente, en 1830, en Agosto,
se inició este proceso de delim itación que consta en el llamado
Protocolo Mosquera Pedemonte. Sin embargo esa delim ita
ción nunca se term inó por la actitud sistem ática de no fijar la
fro n tera y para im poner el criterio del Perú, de que el Uti Possi
detis no debía ser de derecho, m ucho m enos respetando la tra
dición histórica, sino que debía ser de facto. Cuantas veces el
Perú ocupaba un territo rio declaraba un nuevo statu quo, y de
acuerdo con ese statu quo el Ecuador ten ía que reconocerle u-
nos nuevos lím ites, hacerle nuevas concesiones hasta el día de
hov.
-* 3 0 -
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUI L
^ *
Separado del Gobierno y m uerto el Libertador Simón Bo
lívar, el E cuador entró a su vida de Estado Independiente, el
Gral. Ju an José Flores gobernó entre 1830 y 1834 y allí se pro
dujo un peligro de destrucción del país que tam bién ha sido
muy poco señalado. La Nueva Granada que fue el nom bre que
tom ó la parte que hoy se llama Colom bia, quería apoderarse de
la parte del Ecuador que conform aba el D pto. de Quito (Ecua
dor) y esto hizo que cuando asumió la presidencia de la R epú
blica don Vicente R ocafuerte nom brara a don Pedro Gual Ple
nipotenciario del Ecuador ante Nueva Granada. En una carta
que le dirige al Presidente Santander, dice así:
M i m u y estim ado amigo y Sor:
Elegido p o r el voto de los pueblos
para ejercer provisionalm ente la supre
ma magistratura, hasta la reunión de
la Convención, m i primera atención
se ha dirigido a nombrar al S o r P.
Gual, M inistro Plenipotente cerca del
Gobierno de la N. Granada, para ma
nifestar el vivo deseo que me anima
de estrechar los vínculos de amistad,
que deben unir a dos pueblos herma
nos. Bendigo al cielo, p or ver a V. Pre
sidiendo los destinos de esa República
porque lós ambiciosos y tos díscolos
no podrán lograr su intento de desga
rrar y desm em brar este naciente Es
tado .
Es decir Rocafuerte le dice al Presidente de Colombia, que
en Colombia hay fuerzas que p retenden desgarrar este naciente
Estado del Ecuador.
Rocafuerte recibe com o contestación de Santander una
carta en la que lo desconoce y Rocafuerte a su vez le replica en
estos térm inos:
- 3 1 -
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
A l señor general Francisco de P. San
tander
M i estimado amigo y señor:
t
Tengo a la vista la favorecida carta de
Ud. fech a de 7 del próxim o pasado
mes, en contestación a la que tuve el
gusto de escribirle el 18 de Febrero
de este año y , como soy demasiado
franco, sobre todo con una persona
como Ud., a quien siempre le he teni
do un verdadero afecto, fundado so
bre su indisputable mérito personal,
no puedo m enos que manifestarle la
extrañeza que m e ha causado el pá
rrafo siguiente:
Por tanto, hasta entonces no se re
conocido oficialm ente com o Estado
esa sección y, hasta entonces no res
ponderé la carta oficial que Ud. ha
tenido la bondad de dirigirm e.
Es decir que Santander le ha escrito a Rocafuerte dicien
do que no lo reconoce y hablando no de que éste es un Estado
sino una sección. R ocafuerte, continúa en la carta m encionada:
Es posible que tan pronto haya Ud.
olvidado que hace 25 años q ue nos
burlamos del pretendid o reconoci
m iento que nos ha negado la España?
Porque el Gobierno de la Nueva Gra
nada diga que no existim o s polític a
mente, dejaremos p o r eso de enseño
rearnos en el Pacífico y tener un ejér
cito que haga respetar nuestros dere
chos a quien pretenda menoscabarlos?
M ientras tengamos en el Ecuador, no
- 32 -
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
agentes confidenciales, sino cónsules
como el de la Gran Bretaña, Estados
Unidos y del Perú, acreditados según
el derecho de gentes, como lo están,
poco nos im porta el reconocimiento
del Gabinete de Bogotá. N osotros so
mos verdaderos hijos de la gloriosa
Colombia, tan valientes en el campo
de batalla com o indulgentes en el se
no de la Paz. Lo que necesitam os es
tranquilidad, orden interior y progre
sos de civilización. Hemos hecho
cuanto hem os podid o de nuestra par
te para estrechar nuestras relaciones
con nuestros hermanos de la Nueva
Granada, pero si llevados de un espí
ritu de orgullo ellos pretenden tratar
nos con una superioridad que es in
compatible con la dignidad nacional,
sabremos elevarnos a la altura de las
circunstancias en que nos ponga y ,
lanzándonos de nuevo en la carrera
de la gloria, harem os ver que la victo
ria acompaña a la Justicia de nuestra
Causa. El conato que hay en Nueva
Granada para turbar nuestro reposo,
es uno de aquellos actos de delirio
que no pueden explicarse y hacen po
co honor a sus sentim ientos e ilustra
ción. A ú n no están los granadinos
convalecidos de los males que los ha
causado el espíritu militar y , y a bus
can p retexto para renovarlo. Eso es
el colmo de la locura.
Obviamente en esas circunstancias don Pedro Gual no pu
do ejercer su representación diplom ática, pero Vicente Roca-
fuerte lo nom bró posteriorm ente Delegado ante la Gran Bre
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
taña y ante España, para negociar con la Gran Bretaña el pro
blema de la deud a externa y para negociar con España el reco-
conocim iento de la independencia del Ecuador en un Tratado
firmado el 4 de Diciembre de mil ochocientos cuarenta. En ese
Tratado se dice lo siguiente:
A R T IC U LO lo - Su M ajestad Ca
tólica, usando de la facultad que la
com pete p o r decreto de las Cortes
generales del R eino de cuatro de di
ciem bre de m il ochocientos treinta y
seis, renuncia para siem pre del modo
más fo rm al y solem ne por sí, sus he
rederos y sucesores, la soberanía de
rechos y acciones que le correspon
den sobre el territorio americano, co
nocido bajo el antiguo nom bre de
R eino y Presidencia de Quito y hoy
REPU BLICA D E L ECUADOR =.
Es decir a nosotros España no nos reconoce solamente co
mo lo que éram os en ese m om ento sino que nos reconoce igual
m ente como lo que éram os en el antiguo Reino de Q uito, es
decir, en el Reino aborigen y, en la Presidencia de Quito, es de
cir, en la Colonia Española1: 1
A consecuencia de esta renuncia y
cesión Su Majestad Católica, recono
ce com o Nación libre soberana e inde
pendiente la República del Ecuador,
compuesta de las provincias y territo
rios especificados en su ley constitu
cional, a saber: Quito, Chimborazo,
Imbabura, Cuenca, Loja, Guayaquil,
M anabí y el Archipiélago de Galápa
gos; y otros cualquiera territorios tam
bién que legítim am ente correspon
den o pudieren corresponder a dicha
República del E cuador.
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REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
Jun to con este Tratado firmó un tra tad o de com ercio y a-
sí mismo establece en térm inos absolutam ente am plios el co
mercio entre los dos países.
Toda especie de tráfico y el cambio
recíproco de los p roductos agrícolas
y fabriles de uno y otro país se res
tablecido entre los súbditos de su Ma
jestad Católica y los ciudadanos del
Ecuador del m odo más franco y libre
sin más restricciones que las im pues
tas o q ue se impusieren a los propios
súbditos o ciudadanos en su respecti
vo territorio.
Obviamente, era más que ju sto lo que hizo la Convención
de 1843: reconocer los m éritos de Pedro Gual al haber conse
guido la firm a de este Tratado y haberle conferido la condición
de < ciudadano Benérm ito del Ecuador= y haberle fijado una
renta vitalicia.
Pedro Gual siguió su vida p o lítica en Venezuela y en 1862
fue derrocado de su condición de Presidente de Venezuela, ha
biendo tom ado el poder en su lugar el Gral. José A ntonio Páez,
como dictador. Don Pedro Gual fue invitado al Ecuador, y vino
en Enero de 1862, y por desgracia m urió el mismo año el 6 de
mayo en esta ciudad de Guayaquil. El E cuador, entonces, le
rindió todos los honores correspondientes a un Jefe de Estado,
le hizo todas las distinciones que m erecía por sus servicios al
Ecuador y la América y quedó consagrado ante la historia.
- 3 5 -
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
Para term inar, yo les voy a leer un docum ento que es la
síntesis de la opinión que mereció y que merece don Pedro
Gual, este dice a s í:
Quito, Enero 22 de 1862
Señor Pedro Gual.
M uy Sr. m ío de m i particular aprecio:
Ya que la ingratitud de algunos de sus
compatriotas le han obligado a salir de
Venezuela, me felicito de que usted,
haya preferido al Ecuador para lugar
de su residencia. A q u í no es Ud. un
extranjero, ni un desterrado. Está Ud.
en su patria, donde hallará las simpa
tías, la estimación y el respeto que
merecen sus ilustres servicios a C olom
bia en general y al Ecuador en parti
cular, realzados p o r su probidad, su
edad y su infortunio.
El tesorero de Guayaquil, entregará a
Ud. desde el lo . de febrero, ciento
cincuenta pesos mensuales.
í i í i.
Si en algo puedo serle útil, hónrem e
Ud. ocupándom e com o a su adicto y
obsecuente servidor.
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