García I.; Huerta V.
Revista Ingeniería Química y Desarrollo, Julio-Diciembre 2015, Vol.1 N°2
INTRODUCCIÓN
Los compuestos fenólicos en los alimentos
desde la década de los años 90 han provoca-
do gran interés debido a la creciente eviden-
cia de sus efectos beneficiosos sobre la salud
humana. El interés se debe principalmente
a estudios epidemiológicos (EE) que indi-
can una asociación inversa entre la ingesta
de alimentos ricos en estos compuestos y la
incidencia de enfermedades, tales como en-
fermedades cardiovasculares, diabetes melli-
tus, y el cáncer dentro de las enfermedades
crónicas no transmisibles ubicadas en las pri-
meras causas de fallecimientos en adultos en
el mundo. (Arts, 2005; Lambert y col, 2009).
El asesoramiento dietético actual para la
conservación de la salud, sugiere un con-
sumo óptimo de al menos 5 porciones de
frutas y verduras todos los días, y cada
porción con un mínimo de 80 gramos, don-
de un 25 por ciento de los vegetales debe
ser procesado por cocción. (Dietary Guide-
lines for Americans, 2005). Las evidencias
epidemiológicas que revelan el beneficio de
consumir una dieta rica en alimentos que
contienen polifenoles son numerosas. Por
el contrario, el consumo individual de los
mismos, no han resultado tan convincen-
tes resultados, por lo que es más aconse-
jable recomendar se consuma tanta varie-
dad de frutas y vegetales como sea posible.
Aunque gran parte de la evidencia sobre los
efectos beneficiosos de los polifenoles de la
dieta se deriva de experimentos realizados in
vitro e in vivo en modelos animales, se han
realizado mediante el uso de concentraciones
mucho mayores que las usualmente conteni-
das en la dieta humana, el consumo frecuen-
te y abundante de frutas si lo demuestran.
Puesto que los compuestos fenólicos en
fuentes dietéticas exhiben potentes propie-
dades de atrapamiento de radicales, se pen-
saba que su función principal era su papel
antioxidante (AO) participando en la pro-
tección contra la peroxidación lipídica. Sin
embargo, en la última década, el modo de
acción de estos compuestos han resultado
ser más complejo y amplio de lo que ori-
ginalmente se esperaba. (Halliwell, 2005)
Los polifenoles podrían ejercer otros efec-
tos biológicos específicos. Ellos pueden in-
hibir la proliferación de células carcino-
génicas y participar en la absorción de
colesterol (Noratto, et al., 2009), modu-
lar diferentes enzimas incluyendo la telo-
merasa ciclooxigenasa y la lipoxigenasa, e
interactuar en varias vías de transducción
de señales. (Rosenblat y Aviram, 2009).
Para establecer una prueba concluyente de la
efectividad de los polifenoles en la pre-
vención de enfermedades y la mejora de la
salud humana, es esencial determinar la
distribución de estos compuestos en nues-
tra dieta, la estimación de su contenido en
cada comida, e identificar cuáles de los cien-
tos de polifenoles existentes son probables
de proporcionar los mejores efectos bene-
ficiosos en el contexto de la nutrición pre-
ventiva. Finalmente, es necesario conocer la
biodisponibilidad de los polifenoles y sus me-
tabolitos, para evaluar su actividad biológica
en los tejidos diana. (Porrini y Riso, 2008).
Las investigaciones realizadas con gru-
pos de voluntarios con alta (500g) y baja
(100g) ingesta de frutas y verduras mues-
tran una variación significativa en el con-
sumo de vitaminas y carotenoides an-
tioxidantes en ambos grupos, así como las
diferencias en los niveles sanguíneos de los
diferentes tipos de carotenoides, folatos y
homocisteína (Broekmans, et al., 2000).
Los flavonoides son compuestos polifenóli-
cos presentes en frutas y verduras, algunos
de ellos, tales como kaemferol, quercetina,
mericetina y catequinas ha sido demostra-
do que tiene actividad antioxidante como
propiedades antinflamatorias, antialérgicas,
anticancerígenas y antihemorrágica, aun-
que mucho se ha discutido sobre la biodis-
ponibilidad de estos compuestos. (Wise-
man, 1999). Muchos de estos fenoles se
han demostrado de ser antioxidantes más
potentes que las vitaminas C, E y beta ca-
rotenos a través de un modelo basado en
la oxidación de LDL. (Vinson, et al., 1995).
Los métodos para medir la actividad an-
tioxidante total proporcionan una idea más
completa de esta propiedad en los produc-
tos alimenticios, ya que detectan la acción
antioxidante de las sustancias que poseen
tal propiedad y tiene en cuenta su interre-
lación y sinergismo. Además se hace po-
sible conocer el potencial antioxidante de
las sustancias sin conocer su identidad y
concentración, como diversos compues-
tos fenólicos (Miller y Rice Evans, 1996).
Se encontró una correlación significativa en-
tre la actividad antioxidante total por el mé-
todo ABTS y el contenido en fenoles totales
en alimentos de origen vegetal (García, et
al., 2000; Vinson 1998), lo que justifica en
muchos casos la influencia de los compuestos,